Opinión

Agua y basura

Agua y basura

Ala mayoría de los ciudadanos no le agrada pagar factura por los servicios de agua potable y recogida de basura, como tampoco parece importarle que por el uso dispendioso del líquido o por el mal manejo y disposición final de desechos sólidos, el país virtualmente esté en estado de emergencia.

Duele saber que en hogares se desperdicia el 31 % del agua que reciben y que otro 18 % se pierde por déficits y filtraciones en los embalses y redes, pero como si fuera poco el pago por ese servicio no alcanza para cubrir los costos de producción.

En cuanto a la basura, en el territorio nacional operan más de 530 vertederos a cielo abierto, casi todos convertidos en foco de enfermedades o contaminación de caudales y aguas subterráneas, con el agravante también de que la gente lanza desperdicios o improvisa vertidos de desperdicios en las vías públicas.

El Gobierno y los municipios están compelidos a invertir cientos de millones de pesos en convertir esos vertederos en centros de recepción y reciclaje de desechos, a partir de los cuales se obtendría producción de energía eléctrica, abono, y otros productos.
Las autoridades hablan de la construcción de la presa de Madrigal y de otros embalses para garantizar agua potable al Gran Santo Domingo, en tanto que las agencias provinciales de acueductos y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) hacen malabares para distribuir el líquido en tiempos de sequía.

La Corporación del Acueducto de Santo Domingo produce 420 millones de galones de agua por día para satisfacer una demanda de 289 millones de galones que debe consumir el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, lo que indica que los 120 millones restantes se pierden en los hogares o en las tuberías.
Para eficientes servicios de agua y recogida dehi basura se requiere invertir mucho más de 500 millones de dólares en el corto plazo, pero es menester señalar que el comportamiento cívico de la ciudadanía, de economizar el líquido y no lanzar desperdicios en la vía pública, no tiene precio.

Sin la ejecución de un programa de concienciación y educación ciudadana, atado a la aplicación de multas y cárcel contra quienes transgredan la ley, todos los recursos que se empleen en aumentar la producción de agua potable y de mejorar el manejo y destino de los desechos sólidos, se irán por las mismas tuberías y cloacas.

El Nacional

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