El ministro de Planificación, Economía y Desarrollo ha hecho una comparación dramática al señalar que el subsidio al subsector eléctrico, de US$1,200 millones, superara en 2014 al presupuesto destinado al sector salud, lo que quiere decir que se tira más dinero por esa alcantarilla que lo dirigido a garantizar atención hospitalaria y preventiva.
Más trágico que lo dicho por el ingeniero Temístocles Montás es saber que el valor de las transferencias presupuestarias para conjurar déficit en el costo de la generación eléctrica será mayor a lo estimado, cuestión que se agrava con la advertencia de ese funcionario de que el problema no se resuelve ni hoy ni mañana.
El influyente funcionario ha dicho que el Gobierno apuesta a abaratar costo por vía de la instalación de plantas a carbón mineral, lo que ayudaría a reducir el subsidio que se transfiere al sector generador, que siempre ha sido superior a los mil 500 millones de dólares anuales.
Para que se tenga una idea del drama narrado por el ingeniero Montás, quien acudió como invitado especial al almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, hay que decir que las dos plantas, de 300 megavatios cada una que el Gobierno proyecta construir, conllevarían una inversión relativamente menor al monto de ese subsidio.
Otro aspecto penoso lo constituye el hecho de que los más de mil 200 millones de dólares que se transferirán en 2014 al sector eléctrico, representa casi el 50 por ciento del nivel de endeudamiento o de déficit fiscal reflejado en el Presupuesto General del Estado 2014.
El ministro Montás ha dicho que la reducción de esos subsidios millonarios al catastrófico sector eléctrico “no se lograría ni hoy ni mañana”, lo que significa otro motivo de angustia, pues en los últimos ocho años, por esos acantilados se han tirado casi diez mil millones de dólares.
Tanto dinero no ha servido en lo más mínimo para reducir el déficit en la generación de energía ni para abaratar costos en su comercialización; por el contrario, ha sido motivo de mayor endeudamiento, agravamiento del déficit fiscal y consolidación de una industria abigarrada, en la cual un interviniente (generadores) siempre gana y el otro (el Estado) siempre pierde.
El ingeniero Montás ha recreado intensidad y alcance del peor drama de la economía dominicana, cuya solución parece estar enlazada con la advertencia que hace tiempo hizo el presidente Danilo Medina, de que no se quedaría de brazos cruzados ante la iniquidad que significa botar cada año US$1,500 millones por el acantilado eléctrico.

