La muerte del estudiante Yeiron Almánzar Cabrera, de 12 años, a causa de los golpes que le habrían propinado otros alumnos en una escuela de Santo Domingo Este, consterna a la sociedad dominicana y pone en relieve la magnitud de la crisis que agobia al sistema educativo nacional, matizada por la violencia.
Familiares del menor declararon que Yeiron sufrió múltiples golpes en el interior de la escuela Panamá que le causaron la muerte, tras permanecer por 20 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Robert Reid Cabral, en tanto que la Policía inició una investigación en torno a ese penoso suceso.
Con pasmosa frecuencia se divulgan en redes sociales videos sobre peleas en aulas, pasillos, patios o cercanías de planteles escolares entre alumnos de ambos sexos o golpizas que grupos de estudiantes propinan a compañeros suyos, clara señal del incremento de la violencia y de la inseguridad en el ámbito escolar.
Profesores y directores regionales han advertido sobre la creciente influencia de bandas de delincuentes entre estudiantes de escuelas públicas localizadas en barrios populosos y comunidades rurales, donde antisociales intentan reclutar a alumnos.
La semana pasada, un hombre identificado como Juan Manuel Cedeño cercenó de un machetazo la mano izquierda de un estudiante de 15 años, frente a sus compañeros en un liceo de San Pedro de Macorís. El agresor dijo a la Policía que cometió el hecho por un asunto relacionado con bandas de delincuentes.
Aunque el ministro de Educación considera que aun con los registros de tantos casos de violencia consignados en informes del propio ministerio, la escuela pública todavía alberga seguridad para estudiantes, profesores y personal administrativo, al menos se requiere con urgencia redoblar la seguridad.
En lo que va del año escolar, más de 20 mil estudiantes se involucraron en actos de violencia, se registraron 269 casos de acoso sexual y casi 50 mil situaciones asociadas a dificultades de aprendizaje o emocionales atendidas en los mismos centros educativos, lo que indica que algo anda muy mal en la escuela.
La tragedia que representa la muerte del niño Yeiron Almánzar Cabrera por la golpiza sufrida a manos de otros menores en un plantel público, debería ser motivo suficiente para que el ministro Ángel Hernández convoque al Consejo Nacional de Educación a los fines de contener el derrumbe del sistema educativo.