Seguimos el duelo
Escribo estas líneas minutos antes de ir al velatorio de una de las personas de vivir más digno que he tratado: Eligio Antonio Blanco Peña (El Pai). Aprovecharé para hacerme de cuenta que estoy en el sepelio de Jorge María Bergoglio (Papa Francisco) y meditaré por ellos y las victimas del Jet Set, que, a propósito, el pasado domingo de resurrección la mayoría de sus familiares se autoconvocaron e hicieron un conmovedor minuto de silencio por los ya 232 muertos de la tragedia.
Por cierto, ese mismo día, el abogado del dueño desmentía las declaraciones de la Procuraduría que tres días antes anunció que detecto un trasiego en las cuentas del citado dueño. Esas familias deben unirse y crear un grupo común para realizar sus acciones, tal y como hicieron las víctimas del 11-S, y que se aprecia muy bien en la película “¿Cuánto vale una vida?” con Michael Keaton.
A pesar de que la pasada Semana Santa fue de las más tranquilas que recuerdo en años, precisamente por el sobrecogimiento que provocó la tragedia del Jet Set, aun así dejó un saldo de 23 personas fallecidas desde la tarde del Jueves Santo hasta el final del Domingo de Resurrección.
Por cierto, fui antes de las 10 al velatorio de Blanco Peña (El Pai). Me topé con muchos conocidos y amigos que fuimos a rendir tributo a un ser humano hermoso que nos mostró que se podía vivir sin apego a lo material y sirviendo a los demás, como pregonan Jesús y Buda, y como lo hizo el Papa, que no fue casual que tomó el nombre de Francisco: Una vez dijo: “Los comunistas nos han robado la bandera.
La bandera de los pobres es cristiana (…). La pobreza es el centro del Evangelio… Los comunistas dicen que todo esto de la pobreza es algo comunista. Sí, claro, ¿cómo no?… Pero veinte siglos después (de la escritura del Evangelio). Cuando ellos hablan, nosotros podríamos decirles: ¡Pero si son cristianos!”.