Un mes de la tragedia

Es 8 de mayo. Imposible todavía para mí, y para millones de dominicanos, pasar por alto que se cumple un mes de la tragedia del Jet Set. Vivo a unas 10 cuadras y paso casi a diario por el frente. Sigue yendo gente, unos a curiosear, pero los más son amigos, conocidos o familiares de las 233 víctimas de la catástrofe.

Van más de 10 demandas incoadas contra él o los propietarios y las instituciones gubernamentales responsables de la supervisión de instalaciones como esas. Independientemente de que no estemos relacionados con las víctimas todos nos sentimos afectados.

Algunos esperan un resarcimiento producto de las demandas presentadas, pero vuelvo a hacerme la pregunta de siempre ¿podemos ponerle un costo a una vida? ¿Hay un precio que compense lo que cada una de esas personas representaba para sus familiares y amigos? De una u otra forma se pondrán de acuerdo.

Habrá un costo para cada muerto y de seguro ha de reflejarse en eso la clase social de cada uno, hasta ahí llegan las diferencias, no todos los muertos valen igual, es más, posiblemente habrá familias que no logren ni un centavo por los suyos.

Teníamos la esperanza de que la tragedia abriera un proceso de empoderamiento para que todas las entidades responsables asuman su rol de garantizar que hechos como el del Jet Set no se repitan, pero conociendo nuestra sociedad en el tiempo se impondrá la politiquería, la corrupción que protege a los poderosos y el “dame lo mío”.

Soñaba que todas las familias se unieran y apoderaran tres abogados capaces y serios e hicieran una demanda común. Toda la sociedad la respaldaría.

Sugiero que hoy, a las 8:01 de la noche (era difícil hacerlo las 12:44 de la madrugada cuando sucedió), todos pensemos, oremos o meditemos por las 233 víctimas y sus familias, como lo hará el que todavía hoy no se recupera del hecho, y lo escribe en “algo más que salud”.