A mi amigo Cándido Arias, que partió el pasado domingo.
Si quieres estar triste, / nadie en el mundo podrá conseguir que seas feliz, / pero si decides ser feliz, / no habrá nadie que pueda impedir esa felicidad. / La felicidad es una elección”. Paramahansa Yogananda.
Este verso, como una frase de vida; muy visto en las redes, me llegó en el chat de los médicos que nos graduamos en 1983, comentado por dos colegas que adoro, uno desde España y el otro en New York, quienes por cierto son padres excelentes. Lo había visto otras veces, pero ahora, cercano el Día de los Padres, me tocó adentro. Estoy, pienso que, por primera vez, con sentido común y firmeza tratando de ser feliz, a pesar de las circunstancias duras que me han llegado, una de ellas que tratan de mi condición de padre y la misma muerte de Cándido Arias que fue un hermano que gané, donde terminé mi pasantía, hace ya 40 años.
Ninguna sociedad tiene un plan para enseñarnos a ser papá; algunas, que poseen sistemas educativos muy buenos, logran algo en la formación de ser cuidadores y forjadores como padres, la nuestra no es una de ellas y hay que aprender sobre la marcha convirtiendo a los hijos en conejillos de indias, sobre todo los primeros.
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Disfruten su día. Independientemente de las dificultades materiales o emocionales que vivan o hayan vivido en el camino de ser padre, el solo hecho de serlo es una bendición del cielo, y al decir de Martí tan solo puede faltarle sembrar un árbol y escribir un libro, he sido prolífico en los tres aspectos y aparte de lo orgulloso que estoy de los otros tres José Díaz y de La Jabada y La Morena, ellos, con su existencia ayudan a la elección de ser feliz del que escribe “algo más que salud”.