Editorial Opinión

Altas y bajas

Altas y bajas

El presidente Luis Abinader presentó anoche, en un discurso desde Santiago, un amplio informe sobre realizaciones durante sus dos primeros años de gobierno, en el que enfatizó el éxito logrado en el abordaje de la pandemia y en la recuperación de la economía, al tiempo que convocó a la nación a emprender lo que definió como “una nueva restauración”.

El mandatario, que habló desde el Gran Teatro del Cibao porque intensos aguaceros impidieron que lo hiciera desde la explanada del Monumento a los Héroes de la Restauración, dijo que “el momento es complicado”, por lo que el país requiere de ideas y aportes, no palabrería, politiquería o una mirada electoralista.

Los puntos más elevados o sólidos en la alocución presidencial se sustentan en sus referencias a la estabilización de la economía, recuperación del turismo, transferencias de recursos a familias de menores ingresos y subsidios a la comercialización interna de los combustibles y de algunos rubros agrícolas y la lucha contra la corrupción.

Aun así, la visión externada por el mandatario sobre la situación general de la nación y el conjunto de realizaciones que se atribuye a su gestión, puede definirse como excesivamente optimista, o dicho de otro modo, un tanto alejado de realidades presentes.

Son los casos del sector eléctrico, sector hospitalario, seguridad ciudadana, crisis migratoria e inflación, sobre los cuales el Presidente dibujó un panorama que no se corresponde con el contexto de crisis dilatadas o agravadas, aunque se admite que el Gobierno se esfuerza por mitigar esas situaciones.

Con lo que se ha hecho en los ámbitos de control pandémico, retorno de la economía al crecimiento, recuperación del turismo y zona francas, hubiese sido más que suficiente para sustentar el criterio de que la gestión de gobierno ha sido exitosa en los primeros dos años.

Se justifica también la mención que hizo el Presidente de los proyectos Polo Turístico del Suroeste, de la ampliación del puerto de Manzanillo, construcción de un parque de generación eléctrica y otras obras en la Línea Noroeste, pero esas iniciativas deben ser colocadas en las carpetas de lo que no se ha hecho aún.

El presidente Abinader pronunció un discurso vigoroso, desafiante, marcadamente optimista, con énfasis en logros innegables, mezclados con otros temas que aún agobian a la población, por lo que representan retos pendientes para su gobierno en los próximos dos años, sin excusas ni dilación.

El Nacional

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