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Joseph Caceres

Mercadeo automovilístico

Veo gente queriéndose cortar las venas y sufriendo la manifiesta preferencia de los cantantes urbanos por la adquisición de automóviles deportivos de amplia gama, como es el caso de Ferrari, Bugatti, Lamborghini, lo cual hacen como parte de su mercadeo de imagen.

No debería ser visto como algo nuevo, pues ello se deriva, a nivel local, de una tendencia predominante entre los raperos estadounidenses, los reguetoneros puertorriqueños, colombianos que lo asumen como parte del denominado “echavainéo”, en una agitada carrera de ostentación creyendo que el carro más costoso confiere supremacía en el mercado.

El carro lujoso y caro, las cadenas y prendas, forman parte de sus códigos de mercadeo, y quien no lo entienda así está perdiendo su tiempo con sus “rabiacas correctivas” tratando de arreglar el mundo y la fantasía de los urbanos.

Lo mismo acontecía en los 80 con los merengueros más pegados.
Johnny Ventura con su Cadillac Dorado.

Eddy Herrera y Ramón Orlando con Mercedes.
Cheché Abréu con su LTD.

Wilfrido Vargas con su Mercedes Benz, que para que se supiera que tenía esa marca de carro lo introdujo en un merengue (El Jardinero) donde uno de sus cantantes proclama: “Tengo un Mercedes mejor que el de Wilfrido”.
Hasta Sergio Vargas entró en la moda.

Contó que en una ocasión en que iba de viaje al extranjero, al llegar a la caseta del peaje de la autopista Las Américas, en el momento en que estaba pagando, vio que en el carril paralelo estaba José Peña Suazo haciendo lo mismo desde un Mercedes.

-¡Oh! Miren a Peña, que empezó los otros días, en un Mercedes-dijo.

Cuando regresó del viaje se compró uno para que nadie le pudiera “echar vainas” con carros.

Por. Joseph Caceres
josephcaceres.net

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