En una oportunidad en que me encontraba en el parque zoológico de Hamburgo, en Alemania, observaba patidifuso, a unos monos machos alfa, que cortejaban a la hembra con flores en manos. No salía de mi asombro por el parecido en la conducta de estos animales con la de las personas.

Para un Serie Palito como yo, esto no le he extraño, pues mi niñez transcurrió viendo en el antiguo parque zoológico de la Capital (hoy Conservatorio Nacional de Música), a los chimpancés Chita y Buche, que lo único que les faltó fue hablar.

No escondo mi sorpresa ante una selfie que se tomó un guardabosques con dos gorilas, en el parque nacional Virunga, de la República Democrática del Congo, la cual disparó a niveles insospechados las redes sociales, por la forma erguida en que aparecen las dos orangutanas, como si se tratara de seres humanos.

Yo personalmente, más que ver maravillado a los simios por pararse sobre sus extremidades inferiores, en franca pose de gente, la imagen me remontó al proceso de hominización vivido por la humanidad, en el que el primate se convirtió en homo sapiens.

Ante los millones de comentarios alrededor del mundo que generó el selfie del guardabosques congoleño, Virunga no tuvo más remedio que confirmar la veracidad de la foto y aclarar que la institución hace regularmente ingentes esfuerzos en crear un ambiente natural para los gorilas, pero que estos se obstinan en mantenerse imitando a la especie humana.

No fue en una simple madrugada el tiempo que se tomó el tránsito de cuadrúpedo a bípedo del homo sapiens. La antropología moderna lo sitúa en millones de años, por lo que resulta inquietante que estos antropoides lo realicen de manera tranquilla.