Los trabajos fueron ordenados por el presidente Luis Abinader, pero el contratista de la obra solamente levantó las columnas principales./ Foto: Duany Nuñez
Indolentes, falta de empatía y abusadores de pobres, fueron las palabras que utilizaron de manera indignados los moradores del sector Eduardo Brito I y II del municipio Pedro Brand, para describir la negligencia de las autoridades en la construcción de un puente sobre el río Lebrón que uniría a las dos comunidades.
Ante la carencia de la infraestructura, una línea de rocas que atraviesa por el medio del arroyo es usado como pasadero. Previamente lo fue también un pequeño puente de madera.
Los lugareños explicaron que los trabajos iniciaron hace dos años (en abril 2022) con “un picazo del mismísimo” presidente de la República, Luis Abinader, para la cual se destinaron 60 millones de pesos. No obstante, a la fecha, están sin ver esa promesa cumplirse.
Aseguran que la falta del puente es una problemática que afecta a las dos comunidades, pero, sobre todo, son las mujeres y niños los que más sufren y han estado en situaciones difíciles.
Indicaron que cada vez que llueve los sectores quedan incomunicados, por lo que todos tienen que suspender sus compromisos hasta que bajen las aguas del arroyo insalubre.
La obra es de unos 30 metros de distancia. Solo dos columnas de concreto e incompletas están alzadas en ambos lados como una esfinge egipcia. Mientras, desechos sólidos, escombros, malezas y roedores la ahogan, debido a que la construcción millonaria está paralizada desde hace un año, según los munícipes del kilometro 24 de la autopista Juan Pablo Duarte, al oeste de la capital.
Mirian Pimentel, estilista y quien tiene más de 20 años en el Eduardo Brito I, sostiene que por la falta de un puente las madres tienen que echarse los niños en los hombros cada vez que van y retornan de la escuela Vinicio Valenzuela Pérez o se dirigen a la estancia infantil, los cuales se estánen el Eduardo Brito II, al otro lado.
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“Es triste y lamentable lo que pasamos aquí sin este puente. Tú tienes que ver como niños se han caído en el agua al tratar de cruzar sobre las piedras que hemos puesto para cruzar. Al mojarse sus uniformes y útiles escolares no les queda de otro que irse para su casa. A veces hasta llorando”, narra Pimentel.
El señor Luis Pichardo indicó que entre las comunidades han tratado de solucionar por su propia cuenta esa “gran necesidad” social. Sin embargo, los esfuerzos no han tenido resultados, ya que las más de 30 alcantarillas que han colocado en el río fueron arrastradas con la crecida.
“Nosotros no pedimos un lujo. Lo que queremos es una obra que va a beneficiar a todo el mundo aquí y, sobre todo, nos librará de estar en constante temor y peligro. Esto es algo que además nos ahorrará dinero, porque son 150 pesos que pagamos a los motoconchos cuando no se puede cruzar por el río para que nos lleven por la circunvalación hacia el otro lado”, sostiene Pichardo.
Otros impactos
Pequeños comerciantes y dueños de otros establecimientos explican también que son afectados por la carencia de la infraestructura vial y peatonal.
Argumentan que cuando las comunidades quedan incomunicadas no pueden recibir a sus clientes, lo que se traduce a pérdidas para sus negocios.
Por otro lado, motoristas aseguran que igualmente sus bolsillos son afectados. “Catalina, cadena, banda de frenos y otras piezas compramos de manera recurrente debido a que se nos dañan al cruzar. Es un calvario que vivimos sin ese puente”, expresa el motoconchista Santo Severino.