Hay quienes dirán que el presidente estadounidense Joe Biden necesitaba dar una demostración de valentía y fortaleza frente a la opinión pública estadounidense, pero la realidad es que su arriesgado viaje a Ucrania representa un duro mensaje para su colega ruso Vladimir Putin.

Por un lado se alega que se previno a Rusia de la visita, pero por el otro se habla de que el mandatario hizo un vuelo secreto y en Kiev se desplazó en un tren nocturno.

Sin que lo supieran los medios de comunicación, la clase política y menos la población el gobernante de 80 años de edad salió el lunes a las 4:00 de la madrugada a bordo de un Boeing 757 de la Fuerza Aérea en un vuelo de 10 horas.

Más que transmitir un mensaje de apoyo al presidente ucraniamo Volodymir Zelenski se interpreta que Biden quería hacerle saber a Putin que Occidente no lo dejará ganar la guerra.

Prueba de su determinación es la advertencia de Estados Unidos a China y otros países para que no proporcionen armamentos a Rusia.

En tanto Rusia había endurecido los bombardeos, la reacción de Putin sobre el encuentro de Biden con Zelenski en Kiev no se hizo esperar: anunció la ruptura del acuerdo sobre armamentos nucleares.

Que Biden se la haya jugado en una guerra que ha llegado a su primer año y se muestre dispuesto a todo tiene su mensaje no solo para Putin, sino para el pueblo estadounidense y las potencias.