Sin la presencia de Rusia y China, la Cumbre por la Paz en Ucrania celebrada en Suiza, que contó con la presencia del presidente Luis Abinader, era un fracaso anticipado.
El evento no puede ser definido ni siquiera como un ejercicio de buenas intenciones, toda vez que la solidaridad con Ucrania se veía de lejos como motivo principal de la convocatoria.
Entre los 78 países participantes, India, Arabia Saudí, Sudáfrica y México marcaron la diferencia al no firmar el documento final del encuentro.
El fracaso compromete a Estados Unidos y sus aliados occidentales a proporcionar más asistencia militar a Ucrania en su batalla contra Rusia.
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Porque si hay algo que está bien claro es que los aliados no pueden soltar a Ucrania en una guerra que además de vidas humanas ha causado millonarios daños materiales.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha demostrado su determinación de prolongar la guerra todo el tiempo que sea necesario, en tanto Ucrania está decidida a no rendirse bajo ninguna circunstancia.
El fracaso de la cumbre no debe implicar renunciar a las negociaciones y otros medios diplomáticos para evitar más derramamiento de sangre en Ucrania.