Opinión

Breve que te quiero breve

Breve que te quiero breve

¿Por qué escuchamos el sonido del mar dentro de un caracol? Durante siglos se creyó que los caracoles llevaban eternamente grabado el vaivén de los océanos. En el siglo XI, el monje Jear Gerson determinó que el mar queda aprisionado en cada caracol por decisión divina. En 1892, se comprobó que el sonido que se percibe dentro el caracol no es el mar, ya que esto es imposible. Pero, ¿qué es entonces?

El sonido se propaga a través de ondas. Bien, existe un sonido llamado “Blanco” que es la mezcla de los sonidos del ambiente, que no somos capaces de captar por tener ondas de baja intensidad. A partir de este sonido se explica el del caracol, ya que las ondas del mismo se reflejan en su fondo, produciendo la amplificación de ese emocionante sonido, cuyo parecido con la acústica de los mares es impresionante.

Luego de la explicación, las cifras: las caracolas pertenecen a los moluscos gasterópodos, de los cuales se conocen 48 mil especies. Las más grandes alcanzan más de un metro de longitud, las más pequeñas apenas 10 centímetros, pero ambas exhiben la misma arquitectura. La del género Melongena es sagrada en algunas regiones de la India. El museo de los Caracoles, en Sumatra, exhibe 14 mil caracolas diferentes. Una casa en la isla de Samos está construida con 70 mil caracolas. Instrumentos musicales hechos con ellas: 789.

El último día del año en Tahití, los trompetistas soplan dos caracolas simultáneamente. En las islas del pacífico es símbolo de prosperidad, si se le coloca en la puerta el primero de enero. Es el regalo de bodas obligado para quien se casa el 31 de diciembre, ya que sirve como amuleto para una vida sexual plena. El último minuto del año que termina, se elige como copa para brindar. Las caracolas abundan en playas solitarias. Personas que nunca han estado en una playa: 500 millones. Personas que se han puesto un caracol en la oreja: cuchumil y pico. Finalmente, se cuenta de alguien con tan mala suerte, que cuando se puso un caracol en la oreja, le sonó ocupado. Ríase, qué le cuesta. ¡Feliz 2013!

El Nacional

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