La crisis alimentaria, con sus expresiones de inflación y escasez, es todavía pasajera con relación a las sombrías proyecciones de organismos internacionales.

A diferencia de muchos otros países, incluso desarrollados, por aquí solo ha habido carestía de los artículos de la canasta familiar. Para aliviar la carga de los consumidores el Gobierno decidió liberar de aranceles la importación de 67 productos alimenticios.

Pero es obvio que la medida es coyuntural y ha desatado mucho ruido porque se teme que perjudique a los productores.

En prevención de una crisis más profunda, como se ha advertido, el Gobierno ha decidido relanzar la agricultura con una inversión de 1,700 millones de pesos a través del plan “Siembra RD”, que incluye un aporte inicial de 500 millones de pesos a una tasa anual del 6%, para mejorar la ganadería de carne.

El plan incluye subsidios a los fertilizantes, creación de huertos y asistencia a los productores. Al anunciar el programa el presidente Luis Abinader dijo que se trabaja en el fortalecimiento de ocho centros regionales y en el incremento de las tierras hábiles para la siembra de productos alimenticios.

Bien hace el Gobierno en no esperar que la crisis se agrave para iniciar un programa que es al mismo tiempo un balón de oxígeno para el hombre del campo.

En el país ha habido carestía, pero no escasez de ningún artículo. Pero de no tomarse medidas nada se puede descartar en un futuro. De “Siembra RD” sólo se espera que se cumpla con el proyecto tal como fue anunciado.