Editorial

Buena señal

Buena señal

Con sus declaraciones sobre  los temas de reconstrucción de Haití y de la situación de inmigrantes haitianos en República Dominicana, el presidente  Michel Martelly ha ofrecido muestra de madurez política  que  lo perfila como un estadista responsable con visión realista sobre la forma de afrontar  el drama que  padece su país y  de  manejar las relaciones con su vecino.

Martelly, quien  visitó Santo Domingo para participar en el Foro de Biarritz, que trató sobre una nueva visión de América Latina, proclamó que  más que dinero regalado, Haití requiere de inversión extranjera que fomente empleo digno y  apuntale el desarrollo económico.

Asimismo, el mandatario haitiano  reconoce  el derecho de las autoridades dominicanas  de establecer mecanismos  para el control migratorio, aunque ha pedido posponer  la puesta en vigencia del reglamento de la Ley de Migración para  evitar que el impacto de las repatriaciones afecte el proceso de reconstrucción en Haití.

Es obvio que el presidente Leonel Fernández está compelido a  permitir  que  se aplique la ley migratoria mediante un reglamento que tome en cuenta la preocupación de su colega haitiano, sin desmedro del interés legítimo de República Dominicana, pero se destaca la moderación de Martelly al abordar un tema tan delicado.

No ha sido común entre  presidentes o líderes haitianos privilegiar la promoción de inversiones por sobre la asistencia, por lo que  la proclama del  presidente Martelly, de que su país no requiere de dádivas sino de flujo de capitales, debe recibirse como trascendente.

En su intervención ante  el cónclave que promueve el alcalde de la ciudad francesa de Biarritz, Didier Borotra, el jefe de Estado haitiano proclamó que  las relaciones  entre  los dos inquilinos de la Hispaniola se encuentran mejor que nunca, aunque señaló que siempre hay áreas que mejorar, señal de voluntad  de consolidar políticas de buen vecino.

El desarrollo económico  y social de Haití está íntimamente  vinculado con los esfuerzos que  desde el lado  Este de la isla se realizan para  alcanzar un estadio de prosperidad y equidad, por lo que  el señalamiento de que  más que  ofrecimiento de peces,  esa nación requiere que se le enseñe a pescar, constituye una   señal de que el  nuevo liderazgo  haitiano transita por buen camino.

República Dominicana está compelida a aplicar el reglamento de su Ley de Migración para al menos contener la avalancha de indocumentados procedentes del lado Oeste de la isla,  sin desmedro  del deber de brindar solidaridad y respaldo a los esfuerzos del Gobierno  haitiano de  atraer inversiones para desarrollar sus potenciales económicos y generar  riqueza, justicia y seguridad.

El Nacional

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