Editorial

Bueyes y carretas

<P>Bueyes y carretas</P>

Comunidad Digna reclama del Gobierno que ejecute a plenitud el compromiso de invertir en la educación el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), pero  las autoridades educativas aclaran que el presupuesto no se contabiliza por meses, sino por saldo a final de año, aunque el problema mayor  parece ser que la ejecución presupuestal se atasca por imprevisión o  pretender ir muy rápido.

El inicio de la construcción de 120 escuelas se retrasa porque  no se localizan terrenos o porque   los inmuebles ubicados confrontan problemas de titulación,  pero Educación ya adelantó recursos a los ingenieros que construirían esas obras, por lo que puede decirse que se ha colocado la carreta delante de los bueyes.

Ya se ha licitado la fabricación de 400 mil pupitres, compra de uniformes, libros de textos, cuadernos y reparación de escuelas, pero la mayoría de esos contratos  han sido asignados a  pequeñas y medianas empresas que no  pueden iniciar o concluir sus compromisos, por lo que es difícil que  las autoridades   adelanten pagos que puedan servir de  capital de trabajo.

Es difícil entender las razones por las cuales el Gobierno adelanta recursos para construir planteles escolares sin poseer los terrenos  donde serían  levantados o sin resolver problemas de titulación, por lo que los  reclamos no deberían  ser para que  se cumpla con el 4% a la educación,  sino para que esos dineros se inviertan con certidumbre, planificación y  para suplir reales necesidades.

No debería aspirarse a que los cien mil millones destinados a la educación se tiren por la ventana con el solo propósito de cumplir con un objetivo etéreo, sin tomar en cuenta el  compromiso supremo de invertir oportunamente, con garantía de calidad y de inclusión  social.  Hay que recordar que  ese dinero proviene de las costillas de los contribuyentes.

¿Con qué derecho?

Las facciones que destripan al Partido Revolucionario (PRD) pretenden conmemorar hoy en medio de un desolado escenario de división y enfrentamientos, el 52 aniversario de la llegada a territorio  dominicano de la avanzada de esa organización  que tuvo la misión de  sembrar la semilla de la democracia política sobre las cenizas de  la   decapitada tiranía.

Un día como hoy, de 1961, arribaron a Santo Domingo los dirigentes del PRD en el exilio Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, cuando todavía la moribunda satrapía infería  zarpazos e intentaba retrasar el reloj de la historia. El instrumento democrático que ayudaron a levantar esos hacedores de libertad, ha  sido virtualmente despedazado por  excesivas ambiciones de sus herederos.

Resulta prudente preguntar: ¿con qué asidero político, ético o moral esos lanceros perredeístas que alientan el fuego división y discordia, se atreven hoy a conmemorar tan relevante  episodio  que ha servido de referente histórico sobre valor, sacrificio y perseverancia en la lucha por la instauración y fortalecimiento de la democracia? Vergüenza deberían sentir.

 

El Nacional

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