Fueron ya derribadas alambradas jurídicas que bloqueaban vías de cooperación entre los Estados en la lucha contra el narcotráfico, lavado de dinero, trata de personas y terrorismo, por lo que no se objeta que agencias extranjeras participen aquí en el desmantelamiento de una poderosa red de narcotraficantes.
Sin derivar en una cacería de brujas o en desagüe mediático, las autoridades están compelidas a solicitar o recibir asistencia de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), y de otros gobiernos en la tarea de identificar, perseguir, arrestar y someter a la justicia a todos los integrantes o beneficiarios de esa banda.
La historia dominicana en la lucha contra ese flagelo está plagada de complicidades, incompetencia, indiferencia, inobservancia e impunidad, por lo que hoy el Ministerio Público admite que la red de narcos que se procura desmantelar operaba desde hace más de 20 años.
Esta puede ser la última oportunidad para que el ordenamiento jurídico pueda ganar una batalla decisiva contra el narcotráfico y crímenes conexos o apartarse de su avasallante camino hacia la imposición de un indeseado escenario de narcoestado.
No parece saludable que un caso de tanta relevancia jurídica, económica y social como el de afrontar el desmantelamiento de lo que se ha definido como una poderosa banda de narcotraficantes y su entramado de lavado de dinero, pueda ser desviado hacia despeñaderos politiqueros.
Lo que se combate es un ilícito de naturaleza internacional, a una transnacional de drogas, cuya producción se destina principalmente al consumo en Estados Unidos y Europa, y cuyos tentáculos amenazan la economía y la gobernanza de muchas naciones, incluida República Dominicana.
Adelantar juicios en esta primigenia etapa de la persecución criminal no sería de sabios, aunque por lo ocurrido en el pasado todas las sospechas se encarrilan en lo legítimo, pero esta vez la conjunción de voluntades nacionales y foráneas podría ayudar a despejar añejas dudas.
La sociedad reclama que con el anuncio del desmantelamiento de esa banda de narcotraficantes, las autoridades ausculten canales alternos de lavado de dinero y se exploren todos los tejidos de intereses que la red criminal haya permeado, caiga quien caiga.
