Editorial

Cal y arena

Cal y arena

El presidente Leonel Fernández abordó anoche temas de Estado desde una tribuna partidaria, lo que  resta trascendencia a  todo lo que dijo o dejó de decir porque en sentido general  el contenido de su  discurso de manera esencial estuvo dirigido a promover la candidatura presidencial de su partido.

Como presidente del Partido de la Liberación (PLD), al doctor Fernández le asiste derecho de arengar a sus partidarios sobre las bondades que atribuye a su Gobierno, pero ese discurso había generado en la ciudadanía un cúmulo de expectativas no vinculantes al ámbito electoral, lo que obra hoy en perjuicio del impacto positivo que esa epístola pueda tener en la población.

Si del discurso presidencial se excluyen reiteradas comparaciones entre  el actual Gobierno con la gestión que  encabezó el ingeniero Hipólito Mejía durante el período 2000-2004, se diría que  el  mandatario puso poca atención al reclamo colectivo de que  abordara temas urgentes referidos  a la crisis económica que agobia a la nación.

La espiral de ese discurso  tuvo su  punto más elevado cuando el mandatario se refirió a los efectos  que sobre las cuentas nacionales tendría  la prolongación del acuerdo con el Fondo Monetario, especialmente  con los desembolsos de más de mil millones de dólares para  fortalecer las  reservas del Banco Central y consolidación presupuestal.

Pese a resaltar la envidiable posición de la economía dominicana  ante un  escenario de recrudecimiento de la crisis global, el mandatario no pudo inyectar su desbordante optimismo a una población aguijoneada por la inflación, desempleo e inseguridad ciudadana, por lo que hace falta que  en  el corto plazo los hechos hagan honor a las promesas  presidenciales.

Una nota de desaliento ha sido el vaticinio de que el precio promedio del petróleo rondaría los 106 dólares el barril, lo que significaría un incremento de más de mil millones de dólares  en el déficit de cuenta corriente de la balanza de pago y mayor presión sobre indicadores económicos básicos como  tipo de cambio y tasas de interés.

Se acepta el argumento presidencial de que la economía nacional ha podido sobrevivir a la tormenta financiera internacional y que la rápida colocación de bonos soberanos y  la continuación del  acuerdo con el FMI representan buen augurio, pero el doctor Fernández ha señalado  como síntomas preocupantes las transferencias  presupuestales por 194 mil millones al sector eléctrico y al Banco Central y la reducción del gasto en más de 60 mil millones de pesos en dos años.

Desde la óptica política, el discurso presidencial tuvo el propósito de servir como plataforma para  el arranque de la campaña electoral del PLD, aunque  desde el ámbito económico ha sido una pieza con luces y sombras que no alcanzó a mitigar añejas desesperanzas.

El Nacional

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