Editorial

Camino largo

Camino largo

El año escolar se inicia hoy con buenos augurios pero matizado por los viejos problemas de impresionante cantidad de familias que no motivan a sus hijos a integrarse temprano a las aulas y la ausencia de otros muchos miles de niños que no asisten por carecer de uniformes y útiles básicos, cuyos altísimos costos sus mayores no han podido suplir.

A pesar de las reiteradas quejas de padres y tutores sobre el absurdo de obligarlos a cambiar en cada estación textos escolares, la mayoría de esos libros de asignaturas básicas son editados de tal manera que no pueden reusarse, lo que obliga a comprar las mismas obras para uso de otros alumnos, porque las anteriores deben tirarlas al zafacón.

Familias de clase media o menor ingreso confrontan problemas mayores para adquirir los textos requeridos para dos o más hijos que cursen grados diferentes, pues cada uno requiere de cuatro o cinco libros básicos cuyos precios oscilan entre 825 y mil 045 pesos, además de un promedio de ocho o diez libretas por alumno, a los que también hay que proveerlos de mochilas.

En muchas escuelas públicas se distribuyen libros entre los estudiantes, pero ese programa no alcanza a cubrir la matrícula total de alumnos de educación básica e intermedia que asciende a 2.7 millones de niños y adolescentes, incluidos casi 700 mil escolares inscritos en colegios privados y planteles semi oficiales.

La apertura oficial del año escolar, encabezado por el presidente Danilo Medina en el liceo Madre Teresa de Calcuta, en Montellano,  Puerto Plata, debería servir como el anhelado relanzamiento de una educación básica basada en la inclusión, excelencia y continuidad de la escuela dominicana.

Como signos auspiciosos se resaltan las más de 500 escuelas públicas que inician con horario extendido de docencia, en un programa que deberá extenderse de manera acelerada y sostenida a todos los planteles oficiales, con lo cual el sistema educativo habrá dado el gran salto, con el impulso también del 4% para la educación.

Más que exigir o reclamar, se implora a la Asociación de Profesores (ADP) que procure que sus afiliados no desperdicien ni un minuto de docencia, por ninguna causa relacionada con el gremialismo o subterfugios laborales, porque el camino hacia la excelencia educativa es muy largo y se ha perdido mucho tiempo.

Ojalá que el Consejo Económico y Social (CES) cumpla a cabalidad el mandato presidencial de elaborar y  diseñar una auténtica reforma educativa, que sin dudas sería el mayor aporte que las presentes generaciones pueden hacer en favor de hijos y nietos y, obviamente, de una sociedad libre de atrasos e ignorancia.

El Nacional

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