Con el historial de violencia que ha arrastrado, hace tiempo que el Gobierno ha debido intervenir el sector Capotillo para resguardar la seguridad ciudadana e imponer el orden público.

Es inconcebible que no se haya escuchado el grito del terror esparcido por el microtráfico de drogas y una delincuencia que ha hecho ola.

Desde hace tiempo Capotillo, que ha tenido en la famosa calle 42 el epicentro de las operaciones delictivas, demandaba esa intervención que ha anunciado el ministro de la Presidencia, Joel Santos.

Pero la intervención tiene que ser integral, no limitada a los cuestionados operativos que han realizado la DNCD, la Policía y algún otro organismo.

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El sector, con fama en el pasado de levantisco, es controlado en gran medida por pandillas que se distribuyen el negocio de las drogas y otros delitos. La intervención no puede ser para reprimir, sino para garantizar la seguridad.