¿Por qué somos tan pobres?
Señor director:
Simple. Porque la democracia no funciona en una nación donde no hay educación.
Hoy, en pleno siglo XXI el Estado dominicano está luchando con su programa “Quisqueya aprende contigo” para tratar de erradicar el analfabetismo en nuestro país.
El gobierno tiene la esperanza de que para finales del año próximo, podamos declarar a nuestro territorio libre del analfabetismo. Pero, ¿qué es un analfabeto? Analfabeto es una persona que no sabe leer ni escribir. ¿Creen ustedes que con aprender a leer y escribir en un periodo de seis meses se deja de ser analfabeto? ¡Definitivamente no!
Esto es solo un buen paso, para sacar a muchos de nuestros ciudadanos, del total oscurantismo en que lo han mantenido por años gobiernos tras gobiernos. Pero en realidad no estarán totalmente alfabetizados, serán analfabetos funcionales. En esa etapa, son incapaces de interpretar y utilizar en forma eficiente lo que leen, pues se les ha enseñado a leer de manera básica, pero no a comprender. No manejan la lectura comprensiva.
La pobreza, el crimen y el analfabetismo funcional, van de las manos. Se estima, que el 60% de los adultos en prisión en los Estados Unidos tienen esta condición. El 85% de los que cometen pequeñas raterías, tienen problemas de escritura, lectura y matemáticas básicas. Esto se da, en un gran porcentaje, en la población general de nuestro país.
Con estas taras, no se puede salir de la pobreza. No hay formas de desarrollarse.
Esto lo comprendió Lee Kuan Yew, cuando emprendió la tarea en el año 1965 de cambiar Singapur, su país. Entendió que la democracia, al estilo occidental no funcionaba en un país con un alto porcentaje de analfabetos, creó una especie de Dictadura con Respaldo Popular, por lo que fue acusado, por varias organizaciones internacionales de derechos humanos, de gobernar con mano de hierro e intervenir en la vida privada de los ciudadanos de Singapur.
A
ños más tarde, en el 1987 específicamente, Lee Kuan Yew dijo: «A menudo, se me acusa de interferir en la vida privada de los ciudadanos. Si no lo hiciera, no estaríamos aquí. Y lo digo sin el menor remordimiento: no habríamos hecho tal progreso económico si no hubiéramos intervenido en asuntos muy personales”.
Atentamente,
Carlos McCoy
carlosmccoy@ymail.com