¿Seguridad escolar?

señor director:

Cada día en los periódicos, noticieros, televisión y redes sociales observamos hechos de violencia en los que los perjudicados son seres inocentes. La pantalla o el papel hacen que veamos lejanos esos casos hasta que nos tocan la puerta.

Hace ya más de una semana raptaron a una niña de dos años, contemporánea con mi hija menor. Cada día pienso en ello, en esa pobre nena y su familia, así como en lo vulnerables que somos a que nos pasen situaciones como esa.

Un desconocido se la llevó del colegio en el que la “cuidaban”. Ese día alguien fue por la niña y sus dos hermanos y nadie notó nada raro, no le pidieron una identificación a esa persona ni llamaron a los padres para confirmar si había mandado a buscarlos con otra persona. Es inconcebible que un centro educativo deje salir niños sin constatar con qué adulto se marchan.

El raptor dejó a los varones abandonados próximo a su casa en Santo Domingo Este y se marchó rápidamente con la pequeña. Según relatan los vecinos el empleado de un negocio los persiguió en otro motor pero el secuestrador se escabulló en el tránsito y poco después llamó pidiendo una recompensa de medio millón de pesos para devolver a la nena.

Los detalles del caso son públicos y desconcertantes. La pequeña fue recuperada esa noche tras un tiroteo en el que la Policía mató al bandido y fue detenido un familiar de la madre acusado de orquestarlo todo. Afortunadamente la pequeña fue recuperada sin daños.

La noticia pasó y para muchos ha quedado en el olvido, han venido otras de las que lamentarnos, como los tantos casos de menores violados, y esas quedarán sustituidas por otras y otras. Pero tras este secuestro, que devela la debilidad en la seguridad escolar, queda el vacío de la Sociedad de Padres, la Asociación de Amas de Casas y de alguien a quien le importe la familia, en cuanto al llamado de que los centros

ducativos tengan más control a la hora de entregar a los menores de edad que dejamos a su cuidado.
Entiendo que el propio Ministerio de Educación debe intervenir en el diseño de un protocolo y documentos de identificación en el que queden registrados los alumnos y aquellas personas, sean familiares o transportistas, designados para llevarlos y recogerlos.

Atentamente,
Shira Abreu