Siempre se sospechó que el presunto capo César Emilio Peralta (César el Abusador) había sido informado del aparatoso operativo para capturarlo que protagonizó la Procuraduría General de la República.

En la acción se allanaron e intervinieron negocios y residencias, se incautaron vehículos y propiedades, detuvo a varias personas, pero el principal cabecilla de la supuesta red de narcotráfico y lavado pudo evadir la persecución.

Ahora es el propio Ministerio Público que reconoce al formular acusaciones contra los imputados en las operaciones que la red estaba informada desde tres meses antes del operativo que efectuarían las autoridades para capturar a sus integrantes.

Después que Peralta evadió el aparatoso cerco se tejieron las más fantásticas versiones, algunas de las cuales indicaban que se le pisaban los talones o que estaba ubicado en comunidades del Cibao.

El paradero del fugitivo se aclaró cuando se anunció su detención hace más de un año en Colombia. Pero al admitirse que Peralta y sus integrantes sabían del operativo para capturarle intriga la decisión de las autoridades para identificar a los informantes.

En el informe enviado por Estados Unidos sobre las operaciones de la pandilla se consigna que Peralta contaba con protección de altos funcionarios civiles y militares de las pasadas gestiones. Hasta ahora se desconoce si algún jerarca ha sido siquiera interrogado sobre esa protección de que según Washington gozaba César el Abusador. No se trata solo de dar cuenta de sus operaciones.