No se sale del asombro con los alegatos de las autoridades del hospital Ramón de Lara, de San Isidro, para no ingresar a un paciente que había sido llevado al centro con una pierna rota.

Después de brindarle los primeros auxilios y completarse los trámites para hospitalizarlo, el vocero del centro pidió a los familiares llevarlo a otro hospital porque las camas de que se disponían estaban reservadas para las emergencias de la Semana Santa.

El paciente, por supuesto, no era una figura de nombre sonoro, sino una persona del pueblo. Pero lo que más cuesta aceptar es el criterio con que se manejan las autoridades del centro médico.

Si en la Semana no ocurría una emergencia que ameritara hospitalización entonces las camas se quedaban sin usar, mientras se rebota a pacientes como el que fue llevado con una pierna rota.

Tal parece que el Ministerio de Defensa o el Servicio Nacional de Salud (SNS) tienen que orientar al personal médico del hospital Ramón de Lara sobre el protocolo de los servicios facultativos. No se conciben, en honor a la verdad, alegatos tan inverosímiles para un caso que desde todo punto de vista representa una emergencia.