Opinión

CATALEJO

CATALEJO

Ética y política

 

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La doble moral en la cultura burguesa es expresión directa de quienes intervienen en la política careciendo de un marco conceptual ético. Partiendo de esa premisa, podemos entender la conducta política de quienes expresan su vocación democrática cercenando los derechos del pueblo.

Así, expresan su lucha contra la pobreza y la asunción de ideales moralizadores, de soberanía e independencia, mientras reivindican históricamente a los sustentadores de regímenes nefastos como el de Trujillo. De modo que la parafernalia montada en cierta ocasión en el Palacio Nacional por Leonel Fernández para celebrar el centenario del nacimiento de Joaquín Balaguer, no sólo debe valorarse como oportunismo o “habilidad” política.

Esa conducta debe entenderse como una práctica “neomaquiaveliana”, que separa lo ético de la política. El alborozo en la sede de gobierno peledeista lo sustentaron aceptando como válida la vida y obra de Balaguer.

El cortesano de la era de Trujillo, ensalzado en el Palacio Nacional, se apartó de toda ética para satisfacer su necesidad psicológico-existencial, cuya adicción al poder fue consustancial a su personalidad.

Pero también fue vinculante a su pensamiento político-económico-social, inconmovible a los requerimientos de cambios y ruptura del estatus quo, representado por él y la clase social gobernante a quien le servía.

Para nuestro país ha sido traumática la incidencia política y dirección del Estado dominicano por los alumnos “más aventajados” del profesor Juan Bosch. Y frustratorios los esfuerzos intelectuales de él.

De nada sirvió que el autor de La Mañosa se esforzara para darle contenido “ético” al accionar del PLD. Su labor ha terminado pulverizándose, y en su huerto las “auyamas han parido calabazas”.

El Nacional

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