Esos vehículos que circulan por las calles en las peores condiciones no solo son obstáculo para el tránsito, además de afear el ornato, sino un peligro para sus ocupantes. Muchos que operan con tanques de gas mal instalados constituyen una bomba de tiempo.

No son dos ni tres las explosiones que se han registrado en chatarras cuya circulación las autoridades toleran como parte de una rutina. La eliminación de las chatarras es desde tiempos inmemoriales una constante para agilizar la circulación de vehículos en la ciudad, siempre, claro está, que los agentes de la Digesett no se instalen en las intersecciones para sustituir los semáforos.

El presidente de la Central Nacional de Transportistas Unificados (CNTU), William Pérez Figuereo, ha recordado la aplicación del “plan cerro chatarra” para enfrentar los atascos en las vías.

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Si en el pasado se temía al costo político y social para eliminar las chatarras hoy la decisión solo demanda voluntad.

Como se sabe que no pasarán una inspección, los vehículos del concho y hasta de uso particular en pésimas condiciones mecánicas que circulan por la ciudad deben ser retirados para reducir los atascos y la contaminación ambiental.