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Cine y sociedad

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Manchester by the Sea

Primero una advertencia: ‘Manchester ByThe Sea’ no es una película para todo público. Y segundo, una premonición con carácter de urgente afirmación: el film tiene el nivel, la estatura y la calidad para ser en ésta y en casi cualquier otra época, la mejor película del año.

Ello no significa, sin embargo, que su visionado sea una experiencia placentera en el sentido simple y estricto del término. La película, a pesar de incluir un apreciable toque de humor, es un lúgubrey poderoso drama en el que el dolor y la honda pena que arrastra el protagonista van de la mano con un clima invernal casi insoportable.

En ese sentido, la labor fotográfica de Jody Lee Lipes es absorbente y espectacular; contiene una grisácea profundidad que golpea con la misma fuerza y realismo con la que el relato se desliza e impone sus coordenadas.

Lee Chandler –un estupendo y cautivante CaseyAffleck– trabaja ofreciendo servicios de mantenimiento en un complejo de apartamentos en Boston. El desempeña sus labores de forma mecánica y sin la menor pizca de entusiasmo, y habla por demás, en monosílabos. Su actitud es la de aquél que va por la vida en guerra contra el mundo y consigo mismo.

Por eso, cuando recibe una llamada en la que se le informa que su hermano mayor a muerto, y como consecuencia debe asumir la custodia de su sobrino adolescente, Lee se resiste a creerlo y siente una vez más que el mundo se le viene encima, puesto que implica regresar a Manchester, el pueblo, su propio pueblo, al que no pensaba regresar jamás.

‘Manchester ByThe Sea’ es el tipo de película dirigida al selecto público de los circuitos de arte. Por ello, se requiere de un alto grado de sensibilidad y compromiso para apreciar y disfrutar de la misma. Aquí no espacios para el entretenimiento vano o la risa fácil. Esta es una historia acerca del dolor, el sufrimiento y el arrepentimiento.

Ahora bien, lo verdaderamente interesante e impactante del film es lo real y palpitante que se sienten sus personajes. Con un guion comedido y punzante, la película nos habla en directo de cómo la muerte y la tragedia afecta la vida de la gente.

Pero lo más importante es que el dolor, la soledad, la rabia y el sentimiento de culpa están ahí, al alcance. Uno lo siente, lo respira, lo palpa y se compadece. Formidable trabajo del director Kenneth Lonergan.

El Nacional

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