Editorial

Circo

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Antes de que el presidente Danilo Medina completara el primer tercio de su mandato, por lo menos cinco miembros del Comité Político del oficial Partido de la Liberación (PLD) emprendieron cruzadas por la candidatura presidencial, lo que ha desatado contagio en la dirigencia de otros partidos que también se involucran en una muy adelantada campaña electoral.

Como si las elecciones fueran mañana, en vez del 20 de mayo del 2016, precandidatos peledeístas, la mayoría de los cuales desempeñan funciones de ministros o de titulares en bufetes legislativos, recorren el territorio nacional con la proclama de que harían mejor gobierno que la gestión actual que apenas lleva un año y tres meses.

En vez de trabajar día y noche para que el presidente Medina pueda tener un buen desempeño como jefe de Estado, funcionarios y titulares del Comité Político del PLD prefieren adelantar la fiesta clientelar como si el mundo se fuera a acabar mañana.

Otros funcionarios, legisladores y dirigentes madrugan también en procura de candidaturas a senadores, síndicos y regidores, lo que hace temer que todo el Gobierno se involucre en un desenfreno electoral que a la larga causará daño a la Administración peledeísta y, obviamente, a la economía.

El diezmado Partido Revolucionario (PRD) insiste en recorrer camino que lleva al despeñadero, afectado por una trombosis partidaria causada por desbordante ambición electoralista de su fraccionada dirigencia.

Las adelantadas aspiraciones presidenciales de Miguel Vargas Maldonado, Luis Abinader y Hipólito Mejía, encabezan el cortejo de dirigentes perredeístas que también madrugan en una campaña electoral por lograr escaños congresuales y municipales.

No hay forma de explicarle a esa delirante clase política que los comicios no serán antes de casi tres años y que la complicada agenda de urgencias nacionales requiere de su cabal concurso, en la presentación de alternativas de solución o abordaje a problemas económicos y sociales, como la crisis eléctrica, el déficit fiscal, desempleo y problemas relacionados con vivienda, salud, y medio ambiente.

Esa desmesurada campaña proselitista es a todas luces dañina para el Gobierno, el partido oficial, la oposición política, pero sobre todo para una población agobiada por múltiples crisis, que no desea ni necesita que la carpa del circo se levante tan temprano.

 

El Nacional

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