A menos de una semana desde que la Junta Centra Electoral (JCE) convocó a 4,296 reclusos a ejercer el derecho al voto en los comicios del domingo, un interno de la cárcel Najayo mató a cuchilladas a dos convictos, lo que demuestra que el sistema carcelario marcha a la deriva, en dirección contraria al proceso de consolidación institucional.
El recluso Elvis Rodríguez, quien cumple una pena de 30 años por varios homicidios, utilizó un arma punzante de fabricación carcelaria para ultimar a sus compañeros Yaco Monti Mendoza Bruján y José Javier Delfín durante una trifulca, cuya causa investigan las autoridades.
La JCE informó que se permitirá el ejercicio del sufragio a privados de libertad recluidos en 21 cárceles del nuevo modelo y del viejo sistema penitenciario para lo cual se estableció un protocolo de votación basado en un padrón contentivo de más de cuatro mil internos dotados de documentos y en condición procesal de presos preventivos.
Son frecuentes los episodios de muertos y heridos durante desórdenes en recintos carcelarios, la mayoría de los cuales son tirados al zafacón del olvido, al igual que el incendio desatado el 20 de marzo en la cárcel La Victoria, con saldo de al menos 13 muertos, cuyas causas e identificación de la mayoría de los fallecidos aún se ignoran.
Resulta paradójico que técnicos de la JCE instalen desde hoy equipos tecnológicos y de digitalización en las mismas cárceles donde operan fábricas de cuchillos y machetes, que han sido sede de sofisticados “call center” o centros de comunicaciones para dirigir y promover el crimen desde esos recintos.
No se exagera si se afirma que el sistema carcelario marcha a la deriva y que el Gobierno no ha mostrado voluntad política alguna para siquiera aliviar la situación con la terminación del complejo penitenciario Las Parras, que lleva casi cuatro años paralizado.
De más de 16 mil internos preventivos en cárceles del nuevo modelo penitenciario y en el modelo tradicional, apenas 4,296 han sido convocados a sufragar, pero no por falta imputable a la JCE, sino al desorden prevaleciente en el sistema.