Barril de pólvora
La atmósfera se ha cargado tanto con el asesinato de los 43 estudiantes que habían sido secuestrados por agentes policiales al servicio del narcotráfico, que en México no se sabe lo que puede ocurrir.
El brutal crimen no solo ha puesto en duda la capacidad del presidente Enrique Peña Nieto para pacificar el país, sino que conforme algunos analistas ha planteado una crisis política.
Desde el movimiento protagonizado el 1 de enero de 1994 por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, la nación no había tenido un momento de tanta convulsión y expectativa como el que se ha creado con el caso de los estudiantes. Algunos analistas estiman que la creciente indignación y las movilizaciones populares pueden degenerar en una crisis política.
Peña Nieto, que asumió el compromiso de reducir la violencia, disparada desde que su antecesor Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico, defiende que la seguridad ha mejorado. Sin embargo, crímenes como el de Iguala, con policías aliándose al narcotráfico para secuestrar y acribillar estudiantes, indican que, por las condiciones que genera la violencia, la nación sigue sobre un barril de pólvora.