Página Dos

Cójanlo

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Reacción adversa

Las dificultades para que los Gobiernos dominicano y haitiano se entiendan no pueden ser idiomáticas. Con las nuevas barreras a la introducción de varios productos criollos que ha puesto la vecina República, tal parece que hay un mal de fondo que no se ha explicado. Porque resulta inconcebible que en medio del diálogo y de la reactivación de la Comisión Bilateral, Haití restrinja la importación de harina de trigo, sopitas y otros artículos.

El caso no es que la medida afecte a sus consumidores, sino que perjudica el comercio entre los dos países y específicamente las exportaciones dominicanas, un país que por demás ha sido tan solidario con su vecino.

La protección de sus productores o de algún otro socio no puede ser la causa para un gesto tan inamistoso. A pesar de los muchos anuncios que se han formulado desde este lado de la isla los haitianos jamás levantaron las barreras a las importaciones terrestres de 30 productos criollos.

Y ahora, como una señal de que las relaciones comerciales no son buenas, ha agregado otras mercancías. Algo se tiene que hacer para mejorar las relaciones pues no ha de olvidarse que las exportaciones a Haití fueron el año pasado de unos 500 millones de dólares.

El Nacional

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