Los tres hospitales de referencia que integran el Complejo Sanitario Luis Eduardo Aybar inician descenso hacia la quiebra a causa de la decisión del Seguro Nacional de Salud (Senasa) de reducir drásticamente las tarifas correspondiente al Régimen Subsidiado de la Seguridad Social, en la mayoría de los casos por debajo de los costos de los servicios que prestan esos centros.
La administradora de riesgo de salud del Estado también atraviesa por serias dificultades financieras, lo que hace temer que todos los regímenes que sostienen al Sistema de Seguridad Social padecen problemas económicos definidos como muy graves.
Los directores de los centros de Cardio-Neuro Oftalmológico y de Trasplante (Cecanot), de Gastroenterología y de Educación Médica de Amistad Dominico-Japonés (Cemadoja) anunciaron que no recibirán la tarjeta de seguro de Senasa, lo que significa un golpe devastador para cientos de pacientes que asisten a esos hospitales de alta especialidad médica y tecnología.
Para que se tenga una idea de lo que significa la modificación de tarifas para esas instituciones, se señala que un tipo de procedimiento de los que ofrece el hospital Cecanot por el que el seguro Senasa aportaba 175 mil pesos, en lo adelante solo se ofrecerán poco menos de 15 mil pesos, mientras un estudio médico ofrecido por el Centro de Gastroenterología, que cuesta $45,000, se reduce a solo dos mil pesos.
Se admite que el Senasa padece de un agudo déficit operacional, causado por el hecho de que el Gobierno apenas otorga una cáspita de cerca de cien pesos por cada uno de los dos millones 500 mil afiliados al régimen subsidiado de la seguridad social, cuyo costo real sobrepasa los 600 pesos, una diferencia imposible de cubrir.
Pero el nivel de reducción que esa ARS estatal ha dispuesto en pago de los servicios que ofrecen esos centros significa cerrarles en el corto plazo las puertas de la medicina especializada a millones de pacientes que no pueden ni por asomo pagar los altos costos de los servicios médicos privados. Dicho de otro modo, la autogestión hospitalaria ha sido puesta al borde del colapso.
Ante la gravedad de la situación se requiere una rápida intervención de Salud Pública para que, en primer término, procure una solución a la inminente crisis económica de los hospitales estatales de alta tecnología que atienen básicamente a familias de menores ingresos, entre los que se incluye los centros que integran la Ciudad de la Salud.
El Gobierno está compelido a revisar todo el ensamblaje del Sistema de Seguridad Social, cuyas bases de sustentación están débiles y a punto de desplomarse, como es el caso del Seguro Nacional de Salud, que recibe menos de cien pesos para suplir necesidades de salud de pacientes del régimen subsidiado cuya cáspita es de 600 pesos. Algo hay que hacer y rápido.

