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Como cada Domingo: Defender la democracia

Como cada Domingo: Defender la democracia

José Rafael Sosa

El lamentable incidente frente al Palacio Nacional escenificado entre tropas policiales, profesionales y directivos del Colegio Médico Dominicano (CMD), debe producir una reflexión que no permita nunca más un hecho de esas características, porque trasciende el hecho mismo y expone el derecho a expresarse en democracia, el bien más preciado y que por el cual más costos y sacrificios humanos nos ha costado.

Hubo mal manejo desde el origen del hecho por la cancelación de la recepción de una comisión médica por parte de la vicepresidenta Raquel Pena, hubo mal manejo por los artesanales mecanismos de control policial de las personas manifestantes, hubo mal manejo por la incomprensión de la necesidad de permitir que las protestas fluyan (sobre todo si persiguen objetivos socialmente justos), hubo mal manejo por el irrespeto a dos expresidentes del Colegio Médico, pertenecientes a la edad del atardecer de la vida.

No se debió cancelar o desconvocar la recepción de una comisión del CMD que fuera llevada como visitante digno al Palacio. Faltó el más común de los sentidos y resulta que se torna ahora en un hecho trascendente que no debe repetirse por el implícito atentado que supone para derechos conquistados.

¿Qué se logró?  El resultado es una radicalización de la lucha de los médicos (a quienes llamo a tener en estos momentos serenidad y no apelar a recursos extremos, sino a persistir en sus reclamos).

La acción trasciende el hecho mismo.

El presidente Luis Abinader llegó al poder con nuevos criterios, tratando de hacer una buena presidencia y asegurar un lugar digno en la historia.

Lo de los médicos ante el Palacio Nacional debe ser el último incidente de este tipo. Esa policía actuó como si no existiera una imperante demanda nacional de reformulación de método.

La sangre heroica de tantos hombres y mujeres no se puede haber derramado en vano.