Opinión Editorial

Como una maldición

Como una maldición

Otro fatal accidente se produjo el lunes en una de las autopistas del entorno vial Verón-Bávaro-Punta Cana, cuando un autobús, que se dice viajaba a gran velocidad, impactó por detrás a un camión que transportaba trabajadores de la construcción, en su mayoría haitianos, con saldo de cinco muertos y 26 heridos.

Son frecuentes los casos de colisiones y vuelcos de automóviles, autobuses, camiones y patanas en los cuales han muerto decenas de personas, incluidos turistas, lo que se atribuye a que ninguna de esas vías cuentan con suficiente vigilancia de agentes de la Dirección General de Tránsito Terrestre (Digessett).

Al menos diez de los heridos en ese accidente permanecían ayer en situación crítica en los hospitales de Higüey y Verón, por lo que se teme que el número de fallecidos sea aún mayor, en una tragedia, como muchas otras, atribuida a la temeridad y al exceso de velocidad.

Más de 40 mil personas que laboran en hoteles de Punta Cana, CapCana, Bávaro y Verón residen en el municipio de Higüey y en comunidades vecinas, por lo que deben trasladarse diariamente en carros, camionetas y autobuses hacia sus lugares de trabajo, lo que ocasiona gran congestionamiento del tránsito.

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El alcalde de Verón, Punta Cana, Ramón Antonio Ramírez (Manolito), dijo que todos los enclaves hoteleros de la zona guardan distancias entre uno y otro de por lo menos una hora promedio, que se recorre a través de autopistas principales ante la carencia de suficientes carreteras secundarias.

A eso se debe, según el alcalde Ramírez, la gran cantidad de vehículos que transitan a todas horas, con el agravante de que es muy reducido el número de agentes de la Digessett a cargo de controlar el flujo vehicular, imponer orden y prevenir accidentes.

Cada vez que se produce una tragedia como la acaecida el lunes en la tarde, las autoridades prometen disponer de más equipos y personal en el complejo de autopistas de Verón-Bávaro-Punta Cana, por lo que es posible que se repita esa situación, como también que se reediten otras escenas de tragedia.

De rodillas se ruega al Gobierno que aplique un programa serio y efectivo de control y vigilancia en autopistas, carreteras y avenidas convertidas hoy en lienzos de desorden, anarquía, caos y muerte, con los que la ciudadanía debe lidiar diariamente, como si se tratase de una maldición divina.

El Nacional

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