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Con 105 años sueña aprender a leer

<P>Con 105 años sueña aprender a leer </P>

“No quiero irme de este mundo sin aprender a escribir mi nombre, y ese mismo deseo tengo para mis siete hijos”, fue la expresión de doña Olivia Ramírez, quien con 105 años a cuesta no ha dejado morir el sueño de poder leer un periódico como lo hacen las personas comunes.

Doña Olivia Ramírez todavía baila, cocina, barre,  limpia su casa de piso de tierra y juega con sus nietos

Para esta mujer de la comunidad El Barro, en Azua, leer no ha sido su único sueño, también quiere vivir en una casa decente, “bueno, que por menos tenga un piso de cemento, como el de las casa de la ciudad”.

Explicó que quiere hacer su “casita”, pero no puedo porque  sólo recibe  una ayuda de mil pesos mensuales de parte del Ayuntamiento de Azua que dijo lo le alcanzan ni para comer, aprovechó la presencia de los periodistas para quejarse que el gobernador le prometió ayuda, pero que lleva casi un año esperando.

La señora Ramírez cuenta que hizo que  cinco de sus siete  hijos,  iniciaran el proceso de alfabetización en el programa que ejecuta el gobierno en la escuela municipal y asegura que en los próximos días ella también piensa integrarse a la docencia los lunes martes y miércoles  que son los días fijados para esos fines.

Esta mujer, de temple de acero, nació 21 de enero de 1908, en el barrio Las Golondrinas, en el  Barro, Azua.

El pasado 13 de febrero fue declarada por la alcaldía de esa comunidad como “Reina de la Vejez” por haber cumplido sus 105 años de existencia. En la ocasión le fue entregada una certificación.

Lúcida,  de  diminuta figura y  rostro acordonado  por el paso del tiempo, doña Olivia nos traslada  mediante conversación  fluida y coherente a su más de un siglo de historias  y anécdotas desde un  escenario similar al de Macondo versión caribeña en pleno siglo XXI.

Locuaz y  con un pañuelo ceñida a su cabeza,  sentada en una silla de guano, la entrevistada da la impresión a su interlocutor y los presentes que mientras habla parece como si descansará, por qué no se detiene en su diálogo.

Doña Oliva  Ramírez,  con notable  lucidez  dialoga de las bondades y maldades de los gobiernos de  Horacio Vásquez, Rafael Leónidas Trujillo, Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco  y Leonel Fernández.

Con  evidente emotividad y los ojos que parecen querer salirse de sus orbitas, habla también  de sus 40 nietos e incontables biznietos y como en los años de mocedad y  adolescencia  su padre le decía “baila muchacha, que gallo embótalo,  no saca punta”.

Destaca que durante esos años,  disfrutó de la vida en las fiestas que se realizaban en  lugares aledaños a su lugar  natal dice que se trasladaba al  Barro en Medio, Peralta, Majagual, Los Javillos, Sabana Yegua , hasta que se caso con el padre de sus siete hijos, Andrés Filpo, quien falleció.

Todos se dedican a la agricultura en esa empobrecida comunidad de alrededor de 4 mil habitantes y a 15 kilómetros de Azua.

“Mire periodista yo no quisiera que Dios me matara sin yo ver a mis hijos y a mí viviendo en Bohío de piso de cemento  y todos  sabiendo la letra.

Espero que la Virgen de la Altagracia me lo permita, dijo la nueva diva y reina de la vejez del Barro como le dicen sus nietos, biznietos y compueblanos.

El Nacional

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