El eufemismo es una palabra que sustituye a otra que podría sonar desagradable. Fernando Lázaro Carreter, en su Diccionario de términos filológicos, lo define así: “Proceso muy frecuente que conduce a evitar la palabra con que se designa algo molesto, sucio, inoportuno, etc. sustituyéndola por otra expresión más agradable”. (Carreter, Gredos, Madrid, 2008, pág.174).
Hablaremos de los eufemismos empleados para sustituir algunas interjecciones. Las interjecciones son palabras que expresan emociones, exclamaciones, asombro o disgusto.
Por ejemplo, coño es una palabra malsonante. Tiene cinco acepciones en el Diccionario académico, la primera de las cuales la presenta como otro nombre del aparato genital femenino. La quinta acepción indica que se trata de una interjección para expresar diversos estados de ánimo, especialmente extrañeza o enfado.
Para evitar la malsonancia, algunos hablantes recurren al vocablo /concho/, definido como una interjección eufemística. “Concho, pero que hombre más imprudente”.
Para el mismo uso sirve /cónchale/, con la diferencia de que se trata de un dominicanismo, no incorporado al código oficial, pero sí registrado en el DED (Diccionario del español dominicano), publicación de la Academia Dominicana de la Lengua. Expresa sorpresa, asombro, admiración. “Cónchale, cómo pudo hacer una cosa así”.
En cuanto a la voz /contra/, que también sustituye a coño, debo decir que no la registra el Diccionario oficial, tampoco el DED, sin embargo, es conocido su uso para expresar contrariedad, desencanto o indignación. “Contra, van a esperar que el juego termine para sacar a ese pícher”.
A pocas personas le he escuchado el vocablo /cojollo/ en función de interjección, para evadir el malsonante coño, sin embargo, recuerdo que mi tía Cleotilde Romero (EPD), en un contexto de contrariedad o disgusto, siempre lo prefirió en vez de la palabra sucia.“¡Cojollo, muchacho, déjame tranquila!”.
El vocablo “cojollo” es dominicanismo, no solo para el uso interjectivo, sino -más comúnmente- con el valor de sustantivo como deformación de cogollo, parte alta de la copa de un árbol.
El eufemismo más ingenuo para sustituir la palabrota que hemos citado es /san Antonio/. El Diccionario del español dominicano lo registra como “sustitución de la voz malsonante coño”. Considero que debería escribirse en una sola palabra y en minúscula: /sanantonio/. Pero es mi humilde opinión.
“Salió tirando la puerta y echando sanantonios”.
Otras interjecciones de uso frecuente son /miércoles/ y /miérquina/ y es fácil suponer que sustituyen a la pestilente palabra mierda, la cual por desagradable no deja de estar en la boca de muchos.
El uso del nombre del tercer día de la semana como una expresión exclamativa que expresa contrariedad no es exclusivo del léxico dominicano, según puede apreciarse en el Diccionario oficial de nuestra lengua.
También la voz /miérquina/ se emplea en vez de mierda para expresar contrariedad, indignación o sorpresa. No figura en el léxico del español general, pero sí ha sido inscripta en el Diccionario del español dominicano.
El tercer vocablo del cual citaremos hoy las voces eufemísticas que lo sustituyen es /carajo/. Aunque no la conozcamos con ese uso, la primera acepción que aparece de esta palabra en el Diccionario es: miembro viril.
Más adelante es definida como una interjección malsonante para expresar sorpresa, contrariedad. “Carajo, quién lo iba a decir”. En su lugar, en determinadas circunstancias suele emplearse /caray/, para expresar lo mismo. “Ah, caray, tan dicho como tan hecho”.
Una palabra que puede sonar en cualquier salón es /caramba/, en vez de carajo, y dulcemente expresa extrañeza, enfado, dolor. “Caramba, caramba, Francisco Alberto, caramba…”
-Para evitar la voz /carajo/, considerada una palabrota, recurrimos a veces al eufemismo /ajo/. Significado que registra el Diccionario académico. También el DED ha incorporado esta voz en similar sentido. “A mí no me tire usted su ajo, no”. “Ajo, muchacha, te salió bien la jugada”.
Hasta aquí por hoy, volvemos.