Por más oportuna y eficaz que sea el Gobierno no ha hecho más que cumplir con sus obligaciones con la asistencia a San Cristóbal tras la explosión que hasta ahora ha dejado 32 muertos y millonarios daños materiales.

El presidente Luis Abinader y el alcalde del municipio, José Montás, tenían que disponer de todos los recursos a su alcance para mitigar las secuelas emocionales y materiales del siniestro.

Además de la asistencia directa Abinader autorizó la utilización del Fondo para Imprevistos y Calamidades, que asciende a 594 millones de pesos, para socorrer a los afectados por la tragedia.

Pero tan significativa como la respuesta del Gobierno han sido los aportes del Banco Popular y el BHD, cada uno de 30 millones de pesos, para paliar las vicisitudes e impulsar la recuperación de la ciudad.

Veinte millones de los aportados por el Popular serán gestionados por la Diócesis de la Iglesia Católica y 10 millones por el Plan Estratégico de Desarrollo.

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En tanto que el BHD dispuso de los recursos para colaborar con las necesidades de la provincia, específicamente con los afectados por el siniestro.

El aporte incluye una partida para el fortalecimiento de las estaciones de bomberos de República Dominicana. También hay que resaltar el telemaratón organizado por Sur Futuro para recaudar fondos para apoyar a los afectados.