Editorial

Confianza y respeto

Confianza y respeto

Lo dicho por el canciller haitiano de que su gobierno no tiene intención de levantar el bloqueo terrestre a 23 productos dominicanos, pone en entredicho el compromiso asumido por el presidente Michel Martelly de revisar esa decisión en un plazo de 15 días, a partir del encuentro que sostuvo el martes en Barahona con su colega Danilo Medina.

Lener Renauld dijo que si Martelly tuviera la intención de levantar la prohibición, “no creo que tendría que sentarse con el presidente dominicano para discutir la cuestión”, con lo que pretende señalar que el presidente haitiano vino para cualquier cosa menos para discutir ese delicado tema.

Las declaraciones de Renauld, quien no estuvo presente en la ronda dialogante entre los mandatarios dominicano y haitiano, fueron virtualmente respaldadas por los ministros de Industria y Comercio, Jude Hervey Day; de Información, Mario Dupoy, y por el presidente de la Cámara de Comercio, Christopher Handal.

El portavoz del gobierno haitiano llegó a decir que el encuentro Martelly-Medina no significó “una puñalada trapera al sector privado haitiano”, sino un paso necesario para “aligerar las tensiones” con República Dominicana. Más claro, ni el agua.
Tal parece que Martelly carece de poder o influencia para incidir en la revocación de esa veda o puede ser que el propio mandatario sea parte de una estrategia diplomática basada en el principio de “allante y movimiento”, con el objetivo de calmar la indignación que esa medida ha provocado en sus vecinos.

A primera vista, Haití parece haber logrado su objetivo básico que sería la normalización de las relaciones diplomáticas por vía del retorno a Puerto Príncipe del embajador dominicano y la designación de un nuevo enviado haitiano, así como la reactivación de mecanismos de diálogo y cooperación bilateral.

Lo penoso del caso es que el gobierno haitiano no ha hecho nada para merecer que se incremente aun mínimamente la confianza en lo que dice, hace o deja de hacer, como lo demuestra el hecho de que el canciller Renauld ha adelantado que su gobierno mantendrá la veda terrestre a importaciones de productos dominicanos, lo que hace innecesario nuevas rondas de negociaciones sobre ese tema.

Por todo lo antes dicho, lo más saludable en el plano diplomático, político y comercial para los intereses de República Dominicana, sería que el presidente Danilo Medina suspenda su prometida visita de trabajo a Puerto Príncipe, hasta que se haga merecedora de confianza y respeto.

El Nacional

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