La ciudadanía se sentiría decepcionada si el Consejo de la Magistratura no escoge a los profesionales con los perfiles más adecuados para integrar el Tribunal Constitucional.

La auspiciosa experiencia que se ha tenido con la nominación del presidente y los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) y de los jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE) tiene que prevalecer sobre intereses políticos, económicos o de otra índole.

De haberse observado el patrón tal vez se hubieran evitado los conflictos que han minado la credibilidad de la Cámara de Cuentas.

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Es conocida la dificultad para seleccionar en el Constitucional jueces químicamente puros, pero hay que tratar de que sean por lo menos los más idóneos, que prestigien y no que denigren la corte.

A pesar de militar por largos años en el PRD, por el que fue electo senador y en cuyos gobiernos se desempeñó como secretario sin cartera y ministro de Trabajo, se aceptó por su trayectoria profesional y académica la elección de Milton Ray Guevara como presidente del tribunal.

No así de otros jueces escogidos como parte de intereses políticos.

Por tratarse de la más alta instancia judicial, el Constitucional tiene que fortalecer su imagen con la elección de juristas de carrera, que se hayan destacado por su trayectoria profesional y su solvencia moral. Los antecedentes generan optimismo, pero los intereses están siempre al acecho.