Editorial

Consternación

Consternación

Consterna e indigna la muerte ayer del ingeniero Edward Díaz Urbáez, de 23 años, acaecida al caer dentro de un filtrante abierto en una calle anegada por las lluvias en el ensanche Alma Rosa, porque esa tragedia ha sido causada básicamente por la incompetencia o dejadez de autoridades del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, del Acueducto y Alcantarillado, Policía, Ministerio Público y Justicia.

Ese joven profesional murió al quedar varado en un hoyo, cuya tapa fue robada, en una calle repleta de basura,  convertida en caudaloso río, como la mayoría de las vías  del Gran Santo Domingo,  que carecen de  adecuados sistemas de  filtrantes o afectadas por graves deficiencias en los servicios de recogida de desechos sólidos.

Bandas de  delincuentes  robaron y mercadearon  casi todas las tapas de los filtrantes en calles y avenidas sin que se conozca un solo caso de  sometimiento o condena de algún antisocial o de  empresarios que las adquirieron para fundirlas y exportarlas como cobre.

Tampoco se conoce  que  alguna autoridad se haya dignado en reponer esos cobertores robados por lo que decenas de hoyos están hoy al descubierto y representan grave peligro para peatones y conductores, como  uno de los expuestos en la calle  Presidente Vázquez donde quedó atascado el ingeniero Díaz Urbáez.

Se agotaron las excusas  a las autoridades edilicias de Santo Domingo Este y del Distrito Nacional en torno al grave problema  que representa  las montañas de basura amontonadas por doquier, porque esas autoridades llevan ya varios períodos  de gestión con la misma cantaleta.

Jerson Reynoso, quien acompañaba a la víctima, dijo que las aguas negras le llegaban a la cintura y que  Díaz Urbáez murió sin poder moverse atascado en un hoyo de alcantarilla, de los muchos abiertos en esa calle y en  avenidas y vías expreso del Gran Santo Domingo.

Que no se culpe sólo al mal tiempo por esta tragedia, porque desde tiempos inmemoriales la población reclama de las autoridades  apresar y traducir a la justicia a quienes roban tapas de filtrantes y a quienes las compran y garantizar  eficiente recogida de basura, así como un  adecuado sistema de tuberías de alcantarilladlo sanitario.

Consterna sobremanera la muerte del ingeniero  Díaz Urbáez, como legítima indignación causa las circunstancias en que se produjo tan lamentable tragedia, que sin dudas pudo prevenirse  si las autoridades  cumplieran con sus obligaciones.

El Nacional

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