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Convergencia

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Efraim Castillo

Compadre Mon

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Compadre Mon es una narración poética que alcanza [casi] los tres mil versos, agrupados en ciento veintisiete poemas llevados de la mano —a veces acaloradamente, como en la Segunda Parte y Tierras Casi sin Mon— y donde la versificación vertebra una matriz social que define no sólo los alcances vivenciales, sino los eventos históricos de los que se nutrió Manuel del Cabral para su producción: el ser nacional como sujeto paradigmático, el ser nacional como epopeya, o el ser nacional como contradicción y toma de conciencia respecto al conocimiento verdadero [o sospechoso] de las confrontaciones sociales.

Narrado en una primera persona —el yo— que se vierte por momentos en una segunda, el tú, el poema, en su tejido, se sumerge, proyecta y enmarca lo epocal, trascendiéndolo, a veces utilizando actantes como Tico, al que el poeta utiliza como bastón para contravenir el tiempo y fundirlo en un multitiempo histórico que se apoya en maravillosas metáforas; o como en “Carta a Compadre Mon”, donde Del Cabral enuncia que «Por una de tus venas me iré Cibao adentro / y lo sabrá el barbero, aquel que los domingos / te podaba las barbas / como quien poda un árbol de la patria” [versos 1, 2, 3, 4; p.11]. Para luego afirmar que “¡Por las venas de Tico yo me iré Mon adentro! / El maíz no lo sabe, / ni el trueno, / ni el agua. / Pero tú estás en el maíz del niño / que piensa crecer mucho y tener tu tamaño, / y tener un caballo como el tuyo / que entró en la historia a fuerza de ser patria.” [Versos 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55 y 56; p.13], donde lo regional [el Cibao] ofrece al lector u oidor una visión de totalidad.

La presentación como héroe del personaje central, Don Mon, superpone y sustantiva la vida de todos los héroes nacionales [caracterizándolos] para imprimirle al poema el sabor de la epopeya. Habría que investigar la implicación de ese Mon en el poema; sobre todo el Mon anexado a nuestra historia a partir de Ramón [Mon] Cáceres, tras su participación en el asesinato de Lilís en 1899 y su propia muerte, en 1911. O si como un ejercicio de subjetivación, Del Cabral lo condicionó como un alias vinculado a la región albergante de la historia, el Cibao; o sabía, como Baudelaire en Le Peintre de la vie moderne [1863], que sólo lo trans-histórico “es eterno, inmutable”.

El poema está dividido en tres partes, a pesar de que la Segunda Parte [la más irregular por sus cambios bruscos en la estructura] abarca “Tierras casi sin Mon” y “Motivos de Compadre Mon”, que podrían considerarse como complementos. La anarquía en las construcciones métricas impide que el texto explicite su mensaje hacia destinatarios diferenciados entre sí por niveles culturales, pero la Primera Parte, creada con tercetos endecasílabos [a excepción de “Carta a Compadre Mon”], adquiere para el oidor o lector un cierto acento heroico.