La cacareada reforma de la Policía, aunque no sea la panacea para preservar la integridad y garantizar los derechos de los ciudadanos, ha vuelto sobre el tapete tras las dos últimas muertes en destacamentos de personas detenidas por agentes del cuerpo.
El primero en plantear la profesionalización y transformación de la institución fue el propio presidente Luis Abinader a raíz de la ejecución de una pareja de esposos en Villa Altagracia, en marzo de 2021.
Desde ese tiempo a la fecha solo se ha avanzado en burocracia, al menos en apariencia, porque la reforma permanece como un capítulo pendiente.
Tras las misteriosas muertes de José Gregorio Custodio, en San José de Ocoa, y David de los Santos, en la capital, diferentes sectores no solo han cuestionado a la Policía, sino la alegada indecisión de Abinader para acelerar la reforma que propuso.
Ante la indignación generada por los casos de Custodio y De los Santos, el viceperesidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán, reclamó al mandatario acelerar la reforma de la Policía.
Castaños Guzmán, quien fue el coordinador de la Comisión para la Transformación y Profesionalización de la Policía, recordó que el borrador para iniciar la reestructuración del cuerpo se entregó en diciembre.
Muchas veces se ha hablado de resistencia interna, pero los últimos sucesos indican que el proceso no puede esperar más tiempo.
