Editorial

Cuentas claras

Cuentas claras

 Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) han tenido un primer  semestre auspicioso con ganancias globales de dos mil 617 millones de pesos, muy superior  a las utilidades  de igual periodo  de 2012 que  fueron de RD$1,137.9 millones, pero ese crecimiento de un 56 por ciento parece afectar el rendimiento de las cuentas de ahorro de los trabajadores.

Esas excesivas ganancias de las AFP  se asocia al porcentaje de un 30 por ciento que  cobran sobre  el total de esos fondos y no por el buen provecho de oportunas inversiones, lo que  condena  a millones de empleados y trabajadores a  disponer de famélicas pensiones para su retiro laboral.

El doctor Rafael Alburquerque,  abogado laboralista,  afirmó que el monto de la tasa que cobran las AFP es muy superior a las que  obtienen  otras  administradoras de  fondos de pensiones en el resto de América Latina, lo que supone una gravísima revelación.

 La ley 81-01 sobre Fondos de Pensiones  establece que   esos recursos  acumulados con aportes de  empleados y  empleadores constituye un patrimonio   de los afiliados  distinto del de las AFP, que a su vez se obligan a invertirlos  en la seguridad de obtener  buena rentabilidad que incremente  las cuentas individuales.

Por  el resultado de desempeño de esas  administradoras de fondos de pensiones, tal parece que  la rentabilidad de que habla la ley  es  para su provecho y de que  los más de 186 mil millones  acumulados en esas cuentas forman parte de su patrimonio.

Es obvio  que  para  cumplir con el compromiso de incrementar los ahorros  en esos  fondos de pensiones se requiere  disminuir el porcentaje que cobran las AFP por administrarlos, tal y como se  acordó al  promulgar la Ley de Seguridad Social, hace  12 años.

No son muchos los sectores de la economía que proyectan ganancias netas por más de seis mil millones de pesos,  como  obtendrían  las AFP en 2013, situación que contrasta con la baja rentabilidad de las cuentas de pensiones.

Esos fondos  son  invertidos en certificados del Banco Central, de la banca comercial, en bonos de Hacienda o en  papeles emitidos por  grandes  consorcios nacionales, sin que  se realicen mayores esfuerzos para incrementar la rentabilidad, aunque el porcentaje de  cobro  de las AFP se aplica sobre el valor  total de lo aportado, que obviamente siempre está en crecimiento.

A lo que se aspira es a garantía de cuentas claras en todo lo relativo a la administración e inversión de los fondos de pensiones,  cuyo  rol  de proveer  seguridad de un retiro digno del trabajador ha devenido en fuente de  enorme acumulación de  utilidades por parte de las empresas que  administran esos recursos.

El Nacional

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