Editorial Opinión

Derroche de amor y de amistad

Derroche de amor y de amistad

Sin hacer caso al mercantilismo, ostentación o vanidad, el Día del Amor y la Amistad, que se festeja hoy, debería convocar a individuos, familia y sociedad al cultivo de la unión, fidelidad, solidaridad, comprensión y al perdón, como forma de levantar murallas contra la guerra, el odio, discriminación y la ambición.

La Real Academia define el amor como “un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”, y a la amistad como el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona”. Ambas acepciones han sido hoy desdibujadas.

Se dice que esa efeméride proviene de una celebración pagana de la Antigua Roma, que incluía ritos para la fertilidad, y que en el ano 496, el Papa Gelasio, cambio el sentido de esas fiestas, e instauro el Día de San Valentín, un santo que la Iglesia Católica excluyo de su santoral, en el Concilio Vaticano Segundo, en 1969.

Pese a que el catolicismo consagra este día a San Cirilo, entre otros mártires, Occidente impuso a San Valentín, cuya propia existencia se puso en dudas, como símbolo del amor y de la amistad, muy ligado al mercantilismo y materialismo, pero en promoción de valores humanos hoy en clara decadencia.

En mundo de hoy, el de La Aldea Global y del internet, las expresiones de afectos se expresan mejor si son acompañadas de algún regalo, razón por la cual San Valentín se une a otras tantas celebraciones que tienen por objeto principal, movilizar la economía a través de las transacciones de bienes y servicios.
Aun así, el Día del Amor y la Amistad se erige como punta de lanza para combatir formas de individualismo y egoísmo y para promover cercanía que a su vez ayudan a consolidar relaciones personales y a la institución familiar como base y sostén de la sociedad.

En un mundo que se desangra en guerras y masacres, enfermo de discriminación, exclusión y explotación, esta efeméride es como ungüento que alivia aun sea momentáneamente esas falencias que degradan a la raza humana.

Los votos son para que hoy y por siempre se produzca un derrame amor y derroche de amistad entre todos los dominicanos en el sublime compromiso colectivo de promover armoniosa relación individual y colectiva, fortalecer la familia y consolidar los valores que identifican y fortalecen a la nación dominicana.

El Nacional

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