Editorial

Diálogo de sordos

Diálogo de sordos

El diálogo entre trabajadores y empleadores ha quedado en el limbo al fracasar un tercer intento por arribar a un acuerdo sobre  aumento del salario mínimo, a pesar de que las centrales sindicales redujeron su propuesta de un 30% a un 17% y la Confederación Patronal la incrementó  de un ocho a un 14 por ciento.

Tampoco surtió efecto la propuesta del sector sindical de fijar un aumento salarial del 15 por ciento con el compromiso de  revisarlo en 2014, pues la Copardom mantuvo su ofrecimiento de  un 14% por los dos  años que señala la ley.

Aunque patronos y trabajadores reconocen la urgencia de reajustar una escala salarial que no ha  sido removida desde 2011, las partes promueven una pugna entre intransigencia e insensibilidad, sin tomar en cuenta que tan extrema posición perjudica a empleados, unidades productivas y a la economía.

La Confederación Patronal debería entender que el salario no  representa más de un diez por ciento en el costo de producción de bienes o servicios, por lo que  aumentar de un 14 a un 15 o 17 % no representa un asunto de vida o muerte para las empresas que sí se beneficiarían  si  se dinamiza el poder adquisitivo por vía de  un incremento salarial.

Por su lado, las centrales  sindicales deberían evitar o prevenir que un  aumento  de salario alejado de la frontera con lo razonable se convierta en motivo de despidos laborales masivos, lo que convertiría un logro en fracaso o la sal  resultaría más cara que el chivo.

A pesar de que el tiempo obra contra empleados y empleadores y de que la ministra de Trabajo encabezó la más reciente y fracasada ronda de conversaciones, las partes no tuvieron siquiera la cortesía de fijar fecha cierta y precisa para un próximo encuentro.

Si se quiere esperar que la economía  presente mejores aspectos, el sector patronal debería aceptar la propuesta de  aumentar el salario mínimo  en un 15% y aguardar al próximo año para revisarlo, como proponen los representantes de los trabajadores, que están compelidos a  aceptar que  el incremento de la inflación ha sido moderado.

Lo primero  que debería exigirse a  ambas partes  es un retorno inmediato a la mesa del diálogo, y lo segundo es que  promuevan un comportamiento vinculado con la realidad, sensibilidad, comprensión y responsabilidad. Antes de que se incendie la pradera.

El Nacional

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