Editorial

Dicho está

Dicho está

El difícil panorama político, económico, de ingobernabilidad, inseguridad y violencia que padece Haití se erige como la mayor contrariedad que afronta este año República Dominicana, incluso por encima del rebrote pandémico, porque esa crisis acrecienta riesgos de una explosión migratoria a través de la frontera.

Las imágenes que presentan al primer ministro Ariel Henry cuando es evacuado al salir de una iglesia en la comunidad de Gonaïves, al ser objeto de un ataque junto a su comitiva por una banda armada, desnudan un drama sin final a la vista.

Ariel salía del recinto religioso donde se ofició una misa por la conmemoración del 218 aniversario de la independencia haitiana cuando fue objeto de una agresión a balazos con fusiles automáticos, lo que fue repelido por agentes de su seguridad, con saldo de un muerto y varios heridos.

El territorio dominicano comparte frontera terrestre con un país donde mercenarios extranjeros asesinaron al presidente en su propio hogar y el primer ministro no puede encabezar actos públicos por temor a ser asesinado por bandas armadas que han jurado matarlo.

Los albergues para refugiados en México no dan abasto para recibir la cantidad de inmigrantes haitianos que arribaron a esa nación en días finales de 2021 con el propósito de cruzar hacia Estados Unidos. Hay que imaginarse lo que esos infelices deben pagar a traficantes de indocumentados para llegar hasta tierra azteca.

Gobiernos de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador aplican medidas para impedir que miles de haitianos ingresen a sus territorios para asentarse o como vía de paso hacia México. Tampoco se les permite llegar a la mayoría de las islas del Caribe.

Frente al nuevo intento de bandas armadas por ultimar al primer ministro de Haití y el incremento de los secuestros, asesinatos, atracos, violaciones y creciente pobreza y marginalidad, Estados Unidos pide a los haitianos “avanzar hacia la democracia”, lo que debería interpretarse como un chiste cruel.

No se exagera si se advierte que ante la indiferencia internacional, cierre de puertas en casi toda América, agobiados por el agravamiento de la situación de pobreza e inseguridad, esa masa migratoria haitiana no tendría otro camino que el que conduce a intentar cruzar la frontera, en grupo o en masa. Dicho está.

El Nacional

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