(“I have a dream” Martin Luther King)
Con apenas el cinco por ciento de la población mundial, en relativamente poco tiempo, a pesar de su juventud como nación, Estados Unidos se ha convertido en el gendarme del mundo, en el imperio más fuerte y poderoso que ha tenido la humanidad después del Imperio Romano, imponiendo su dominio en América Latina, al que considera su traspatio, Asía, África y Europa, a quienes les ha hecho la guerra en sus diferentes modalidades hasta hacerlos sucumbir para obtener sus recursos naturales renovables y no renovables con los cuales afianza no solo su poder, sino su desarrollo.
Antes de entrar en detalles, habría que recordar que Estados Unidos nace sobre la base de la esclavización, explotación y exterminio, por pandemias y violencia, de la población nativa, es decir de los indígenas, que cien años después, se calcula en más de 55 millones, el 90% de los nativos, cifra superior a los muertos durante la Segunda Guerra Mundial.
Lo que vino tras la llegada de los europeos a territorio americano, no fue casualidad. Se quedó corto el libertador Simón Bolívar cuando dijo: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Divina Providencia para plagar la América de hambre y miseria en nombre de la libertad”.
Muchos años después el dictador mexicano Porfirio Díaz, que duró más de 30 años en el poder, proclamó: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, país al que despojó de alrededor de dos millones de kilómetros cuadrados durante una guerra expansionista totalmente desigual.
La mayoría de los países latinoamericanos han sido víctimas de invasiones, asesinatos de sus principales líderes y golpes de Estado para derrotar a los gobiernos no responden a sus intereses. Los ejemplos sobran.
Estados Unidos decide qué gobierno es democrático y cuál no; que presidente es un dictador y cual no. En nombre de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos, se cometen los abusos, los atropellos y los mayores crímenes en contra de los pueblos. Los ejemplos sobran. Y no vale la pena embadurnar cuartillas y salpicarlas de sangre.
(México, Cuba, República Dominicana, Granada, Chile, Venezuela, Ecuador, Perú, Haití, Puerto Rico, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, son sólo algunos botones que sirven de muestra para el crimen, el abuso cometido durante años para justificar, en nombre de la libertad y la democracia, el desconocimiento del derecho internacional que garantiza la autodeterminación de los pueblos).
Estados Unidos es, sin dudas, un gran país, con más de 9 millones de kilómetros de territorio, 330 millones de habitantes, la primera potencia, con la segunda economía más grande del planeta.