Opinión

Dirección e interpretación

Dirección e interpretación

POR: Eduardo Álvarez
cenitcorp@gmail.com

 

La gloria parece estar destinada al genio. Resalta su habilidad en el fino y diestro en manejo de los temas, por simples, comunes y contradictorios que sean. Duramente criticada, El mercader de Venecia es una obra antisemita. Cabe la posibilidad de que el judío Shylock sea un villano cómico, observa Harold Bloom. Bloom ha dedicado su vida al estudio y enseñanza de la obra de Shakespeare. Las interpretaciones étnicas e ideológicas forman parte de las puestas en escena, y el cine acapara la mayor cuota de responsabilidad en estos tiempos. Puede decirse que es un legado del teatro.

Es un argumento que se presta para la producción de comedias y tragedia. El mercader de Venecia es una tragicomedia con inclinaciones que el buen ingenio libera del panfleto y del hecho intrascendente. Otras obras que, para entonces, trataron el tema, se han quedado en el reservado círculo de los estudiosos. El judío de Malta y Barrabás, en esa línea, carecen de la popularidad y prestigio que ha gozado la producción del Poeta.

El judío de Malta es una de las primeras grandes obras del teatro ingles, escrita por Christopher Marlowe. Tiene como telón de fondo la lucha por dominio en el Mediterráneo oriental entre España y el Imperio Otomano. Unidas ambas en el sentimiento antisemita de su época. Se atribuye a Shakespeare haber plagiado a Marlowe, pero el tiempo –tozudo como la verdad- se ha encargado de restar calidad a esta especulación.

El cine ha sido receptor y emisor de temas recurrentes, por formar parte de la historia contemporánea o por ser atrayentes para el público. Que las producciones sean, luego, intrascendentes o puros negocios carentes de ingenio y gracia eso ya es responsabilidad de guionistas, directores y actores. No hay temas ni argumentos malos, plagados de lugares comunes. Hay, pura y simplemente buenas o malas puestas en escena. La vida corriente, incluso aburrida, como la de un ama de casa como la de Gloria, la chilena, puede tornarse interesante en mano de realizadores talentosos como Gonzalo Maza y Sebastian Líelo.

La historia oficial, film argentino ganadora del Oscar entre otros premios, es un drama complejo que se presta a todo tipo de crítica. Pero el espectacular manejo de Luis Puenzo la coloca muy por encima de tales observaciones, interesadas y apasionadas.

El Nacional

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