Editorial

Doble moral

Doble moral

La secretaria de Estado Hillary Clinton ha  exhortado al Gobierno a “identificar mecanismos para resolver  los temas pendientes de residencia  y ciudadanía de los inmigrantes haitianos”, una no disimulada  intromisión  que refleja  el grado de  desconocimiento o distorsión con  el que  Estados Unidos maneja  un asunto  delicado íntimamente relacionado con la soberanía nacional.

Aunque reconoce el derecho de un Estado  de promulgar leyes  para  salvaguardar sus fronteras y nacionalidades, la  canciller estadounidense se refiere a la obligación de las autoridades dominicanas de proteger los derechos humanos  de los inmigrantes, “en especial de aquellos  que han estado aquí desde su nacimiento  y que han vivido aquí  toda  su vida”.

La influyente funcionaria, que vino a Santo Domingo por ocho horas para participar en  la apertura de  la IV Reunión de la Iniciativa Camino a la Prosperidad de Las Américas,  dijo que  el debate sobre los inmigrantes  haitianos se ha distorsionado  y se despoja de sus derechos  a  ciudadanos naturalizados dominicanos.

No hay dudas de que  en la opinión o exigencia planteada por la doctora Clinton aflora prejuicio, que no pudo ocultarse con  las expresiones  diplomáticas relacionadas con los derechos del Gobierno dominicano a proteger su frontera y su nacionalidad.

La verdad es que la legislación dominicana establece con toda claridad y mayor apego al derecho internacional la  forma de afrontar la inmigración ilegal, especialmente  la que se produce  sin control desde Haití, por lo que la aplicación de  la ley no  constituye violación a los derechos  de los inmigrantes.

La primera información en la edición de la fecha del periódico español El País, refiere  al acoso de los inmigrantes “sin papeles” en Estados Unidos, con legislaciones en cuatro estados de la Unión Americana que  consideran  como un delito penal  que indocumentados  circulen por las calles y prohíben  el ingreso a las escuelas de niños sin papeles migratorios.

El número de inmigrantes detenidos en Estados Unidos  aumentó en un 25 por ciento  y el de los expulsados superó los 400 mil y se estima que más de un millón de  indocumentados ha sido retornado a sus países, durante la gestión del presidente Obama. ¿Por qué la señora Clinton pretende negar derecho a las autoridades dominicanas a actuar  de la misma manera frente  a la creciente inmigración ilegal?

Puede decirse que  los inmigrantes haitianos  reciben en República Dominicana mejor trato que   el dispensado a indocumentados en  Alabama y otros estados  americanos donde se aplican  legislaciones de tinte racista. Los dominicanos están compelidos a rechazar la doble moral exhibida por la secretaria de Estado, al denunciar maltratos que aquí no se producen y ocultar políticas anti inmigratorias que sí se aplican en Estados Unidos.

El Nacional

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