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Doña Bubí

Doña Bubí

Eduardo Álvarez

Toda una vida dedicada a la enseñanza. Educadora consagrada, entrega por entero, con devoción, a la formación de varias generaciones, a la que también cuidó y guió por los mejores senderos de la vida. De manera material y espiritual.

Alfabetizadora sin descanso, llevó una luz de esperanza donde la ignorancia sombría ahogaba sueños. Hizo de su vocación una trinchera donde niños y adolescentes encontraron refugio y aliento para levantarse y emprender el camino hacia un futuro con grandes desafíos. Letras e higiene van de la mano, sobre todo la adolescencia. A ambas cosas le dedicó tiempo en su brillante carrera.

Impartió docencia durante más de cinco décadas con amor y entereza. De tal forma que su vida misma ha sido ejemplo de todo cuanto impartió en más de una etapa. Nos instruyó en el arte expresado en la lírica, una dicción correcta y la elocuencia en el hablar, con una sana y constante disciplina, reforzada en un comportamiento correcto.

Cultivado en los buenos modales y la humildad propia de las mujeres y hombres de bien. «No ames lo que eres, sino que puedes llegar a ser”, solía aconsejar en sus clases, acopiando a Cervantes.

Hay en todo ello una deuda y un eterno sentimiento de gratitud con la Maestra. Más bien, un compromiso con el presente que ella nos ayudó a construir durante décadas.

Hoy que doña Bubí, depositaria de nuestros afectos y merecedora de los más efusivos abrazos de solidaridad y gratitud, celebra sus 100 años de vida, nos complace y honra acompañarla junto a su familia para agasajarla con las flores y así compartir su dicha y la satisfacción del deber cumplido. ¡Feliz cumpleaños, Doña Bubí, profesora, maestra y madres de varias generaciones de centenares de esperanceños, hoy todos hijos agradecidos.